«Creemos que todos tenemos derecho a disfrutar del arte en la medida de lo posible y nuestras capacidades», dice la cantaora flamenca Alexandra Ortiz La Monicha, que ha explorado, junto al pianista mexicano Daniel Ayalamétodos para lograr que personas con discapacidad física, mental o sensorial puedan disfrutar del flamenco a través de un espectáculo, Al aire y fuego, en el que, como Ortiz y Ayala, intervienen artistas cordobeses con una larga trayectoria en el mundo del arte jondo. No parece fácil, pero la cantaora y su equipo pretenden con este proyecto que estas personas puedan reconocer y sentir el flamenco mediante objetos didácticos, de una manera sencilla y directa, con un espectáculo hecho a conciencia para ellas. 

Un cantaor con síndrome de Down, dos cantaores con letras dirigidas a la inclusión social, dos guitarristas, una bailaora, un pianista flamenco, una profesora lengua de signos, un percusionista y un palmero componen en elenco de este montaje. «Utilizamos material didáctico que es entregado al público para facilitar la comprensión musical a la persona discapacitada, ya que a través de la resonancia y la vibración en ellos, podrán sentir la fuerza un cante, el toque de una guitarra, el baile, el piano, la percusión y las palmas», señala La Monicha. Así, se ponen a disposición del público ocho globos de distintos colores y nombre para identificar cada tipo de palo flamenco, un antifaz y tapones para que el público acompañante sea solidario con la persona discapacitada en la forma de sentir el flamenco e incienso con un aroma específico para cada palo de flamenco.

La cantaora | Alexandra Ortiz ‘La Monicha’. CÓRDOBA

Este proyecto, que lleva en la mente de esta artista desde hace 15 años, surgió cuando un día, al bajar del escenario tras un recital flamenco en Sevilla, se le acercó una mujer para felicitarla, acompañada de su hija sorda, a la que firmó un autógrafo. «Le pregunté a su madre cómo podía haberle gustado el espectáculo si no tenía capacidad para oírlo, y me dijo que lo había sentido a través de las vibraciones de su bolso», recuerda la cantaora, que desde ese momento pensó en elaborar un montaje flamenco que pudieran disfrutar de alguna manera personas con algún tipo de discapacidad como esa niña. 

Una «locura» hecha realidad

Lo que en un principio parecía «una locura» se ha convertido en una realidad a la espera de apoyo institucional para llevarlo a cabo. Según cuenta La Monicha, su pretensión es poder estrenarlo el próximo 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, pero hasta ahora «no hay nada seguro», más allá de la colaboración del Ministerio de Cultura de México, aunque «tenemos muchas posibilidades de entrar en la convocatoria Somos pueblo, somos cultura de la Diputación, y si no lo conseguimos empezaremos a buscar ayuda privada».

La cantaora y su equipo también han acudido a la delegación de Cultura del Ayuntamiento, que, a su vez, ha pasado el proyecto al Instituto Municipal de las Artes Escénicas. Mientras tanto, la artista tiene fe en poder lleva a cabo este montaje sin ánimo de lucro donde el olfato, «uno de los sentidos más fuertes que tenemos para recordar», juega un papel importante, ya que cada palo del flamenco va acompañado de un determinado olor «para que la memoria lleve a ese cante», continúa la cantaora, que añade que cuenta con una traductora de lenguaje de signos que «acompaña casi bailando al compás». También se han hecho pruebas con la percusión y la guitarra «para saber hasta qué punto puede sentirse el sonido a través del tacto».

«Una persona sorda no puede oír la música, pero sí puede visualizar el baile, y cuando yo canto por seguiriya, que es puro dolor, hay un baile retorcido, con drama, por lo que esa persona va a entender qué significa ese palo, que es lo contrario del baile por bulerías, que es pura alegría y va acompañado en el espectáculo por un olor a incienso floral», continúa La Monicha, que asegura que contarán para este montaje «con artistas cordobeses que irán rotando para dar la oportunidad a muchos, lo que también es una forma de integrar».