-Llega a Mijas con Canciones para salvarme, su nueva gira. ¿De qué le salva esta vacuna?

-Es un repaso por canciones que, de alguna manera, me han salvado a mí la vida y que también forman parte del imaginario colectivo. De lo que se trata es de poner palabras a emociones, a sentimientos que muchas veces no sabemos cómo llamar y de ofrecer un rato de música en directo que nos ayude a llevar la vida mejor, a salir de la rutina.

-¿En qué consiste el espectáculo?

-Son cuatro bloques de canciones que vienen capitaneadas por los temas del nuevo EP. Voy en un formato acústico a guitarra y voz, y es un concierto muy cercano donde se generan cosas muy bonitas. Es un concierto al desnudo en el que todo está al aire.

-La música y el teatro han estado parados. ¿Cómo le ha ido con el cine y la televisión?

-En plena pandemia se estrenó la serie Kosta, y luego he tenido la enorme suerte de incorporarme a la segunda temporada de El vecino, de Netflix, que se estrena el 21 de mayo. Ha sido un regalo, tal y como está la cosa. El audiovisual nos ha dado la posibilidad de trabajar cuando los teatros han estado cerrados durante el confinamiento.

-Suele implicarse en causas sociales. ¿Qué problemas le llegan más hondo

-Por desgracia, son muchos. La injusticia social, sobre todo. Por ejemplo, el feminismo es una de las causas que me preocupan y con la que suelo colaborar.

-Su carrera ha evolucionado mucho desde que le conociéramos en Los Serrano. ¿Qué significó esa serie personal y profesionalmente?

-Fue muy importante. Yo era muy joven y tuve la posibilidad de aprender mucho de este oficio y todo lo que lo rodea. Por otro lado, conocí a gente con una gran trayectoria y también entré en contacto con la popularidad y con su manejo, que es muy complicado.

-¿Le importa que se lo sigan recordando?

-Si esta pregunta me la haces hace diez años, quizá. Pero ahora me siento muy orgulloso y nunca renegaré de ese papel en mi carrera.

-En esencia, ¿ese Fran Perea de entonces se diferencia mucho del actual?

-No, siempre se intenta recuperar esa esencia. Me gusta visitar nuevos mundos, pero también volver a un lugar completamente seguro.