No se dejen engañar. El interés del próximo concierto de abono de la Orquesta de Córdoba, que se celebra hoy, a las 20.30 horas, con su titular, Carlos Domínguez Nieto, y el concurso del clarinetista Pascual Martínez-Forteza y la soprano Naroa Intxausti, no se encuentra en esa Suite n°1 de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla. Ese es el anzuelo. Maravilloso anzuelo, desde luego. Pero lo mollar, lo que debe interesar al buen aficionado es, a mi juicio, el resto del programa.

En estos tiempos de desazón y espanto, tiempos que dejan enmudecido al Ángel de la Historia (Angelus Novus), conforta encontrar a través de la música un relato de una España posible excelente, culta, imaginativa y abierta al mundo. Fue en la segunda década del siglo XX, cuando compositores, críticos y pensadores acometieron de manera raramente coordinada el proyecto de pensar la música española moderna. Si el punto de partida era indiscutiblemente el nacionalismo basado en el folklorismo estilizado (Falla, Esplá), los caminos se tenían que transitar por rutas francesas en lo tímbrico (Debussy, Ravel) y por rutas rusas en asuntos de ritmo (Stravinsky). De ahí que París, ciudad de la confluencia de todas las referencias, fuera la capital espiritual de la música española por esos años.

De aquellos influjos se nutrió el grupo madrileño de Los Ocho, una generación posterior a Falla, al que pertenecieron los hermanos Halftter, Salvador Bacarisse o nuestro Julián Bautista del concierto de hoy.

La Fantasía española, para clarinete y orquesta, es una obra de exilio. Compuesta por Julián Bautista en Argentina, entre 1944 y 1945, supone una evocación de la patria forzosamente abandonada a través de sus músicas populares, ritmos y danzas. Dos obras más de Lorenzo Palomo (1938), uno de nuestros compositores más celebrado, dentro y fuera, nacido en Ciudad Real, pero cuya infancia y juventud transcurrieron por las callejuelas de la Pozoblanco materna y Córdoba.

La fortuna nos hará testigos del estreno mundial de la versión orquestal de su obra Rumbalina. También se interpretarán los bellísimos Cantos del Alma, basados en textos de Juan Ramón Jiménez, un viaje hacia lo exótico, hacia la raíz, expresado con el perfeccionamiento técnico de quien ha residido tanto tiempo en una ciudad como Berlín y ha estado expuesto a las experiencias enriquecedoras que da el vivir en una de las grandes capitales del universo musical.