Dos novelas, aparentemente muy diferentes, han sido presentadas este martes por la tarde al público en la Fundación Antonio Gala de Córdoba, bajo el nexo común de haber recibido el Premio Primavera de la editorial Espasa. Sin embargo, ambas hablan de la soledad del ser humano en ámbitos muy distintos como reconocieron sus autores.

Los ingratos, del periodista Pedro Simón, Premio Primavera de Novela 2021, invita a dar las gracias a los mayores por esa generación pionera que se fue del campo a la ciudad entre las décadas de los años 70 y 80. «Es un regreso a la infancia, a aquellos años. Pero, también es un viaje en el tiempo para buscar a aquellas personas, especialmente mujeres, que nos criaron para poder darles las gracias o para dar aquellos abrazos que no dimos. La imposibilidad de no poder parar el tiempo», explica Pedro Simón, que sitúa la narración en un pueblo manchego o castellano y en la edad de los descubrimientos.

El título se refiere a la ingratitud de unas generaciones con otras y bajo él se esconde «el viaje de una maestra rural con su hijo para narrar en primera persona, a través de la voz del niño David, cómo se vivía en un pueblo en aquellos años en «el que internet era la tienda de ultramarinos y las barricas con legumbres nos recordaban las aventuras de piratas», apunta el novelista.

Para construir esta historia «de soledad, de miedos, de esconder sentimientos y de padecer el paso del tiempo», Simón retrata la época con multitud de detalles sobre los tebeos, los helados o el tabaco de aquel entonces. «Son referencias importantes, pero que nadie piense que es Yo hice la EGB», aclara.

Ambientada en los últimos días de Franco y en el cambio hacia la democracia, Simón considera que «la política es en esta novela un paisaje de fondo, donde el niño descubre el sexo y la democracia».

En su opinión, es una historia que «nos atañe a todos, porque la generación de los años setenta es una generación ingrata, que llegamos a la ciudad y nos deslumbramos y no regresamos al pueblo para dar las gracias a la gente mayor».

'No hay gacelas en Finlandia'

De la soledad de una sociedad hiperconectada va la historia que narra Dimas Prychyslyy en la novela No hay gacelas en -Finlandia, Premio 25 Primaveras de Novela. 

La narración transcurre en 2017 y son nueve protagonistas, cada uno cuenta su historia en primera persona, además hay otra realidad paralela de una familia alemana. «El humor está presente y no solo en el título, sino también con bastantes pinceladas para rebajar la historia alemana», comenta el autor, quien define la novela como «un mapa, en el que se van cruzando las diferentes historias en Madrid como si se tratara de La colmena, de Cela, pero de la ciudad actual».

Según el novelista, ha intentado hacer «un retrato de Madrid», pero «de un Madrid de la tolerancia, que está desapareciendo». 

Y, aunque la novela no termina bien, sí deja un buen sabor de boca -según el autor-, porque «hay esperanza» no de alcanzar lo que persiguen los personajes, sino «en las cosas cotidianas».

Al igual que en Los ingratos, en No hay gacelas en Finlandia también hay una persona mayor, Mar, un personaje mayor que consuela. En Los ingratos, será Emérita, analfabeta y ciega la que también enseñe al niño un camino de aprendizaje y de amor.