Elisa Victoria (Sevilla, 1983) sorprendió en 2019 con Vozdevieja, una novela en la que se cuestionaba el mundo desde la mirada precoz de una niña. En El Evangelio insiste en esa observación incisiva de la realidad, pero ahora quien mira es una mujer de 20 años y su mirada es aún más consciente. La historia de Eulalia, una estudiante de Magisterio que empieza a hacer prácticas en un colegio religioso y que trabaja en una franquicia de pizzas a domicilio, es el retrato de una juventud tan consciente de la realidad que le hace daño. Y es la radiografía de un mundo que potencia la insatisfacción.

- Por su forma de pensar el mundo, la protagonista de El Evangelio podría ser la versión adulta de la niña de Vozdevieja. 

- No es el mismo personaje, pero son dos libros que se reflejan uno en otro. Hay un espíritu similar y una continuación en el tono reflexivo, que esta vez viene de un mayor conocimiento del mundo porque la protagonista es adulta y participa de él, cuando en Vozdevieja era una niña que lo observaba todo desde fuera. Pero sí se mantiene un mismo espíritu de observación, en concreto de la infancia, porque Eulalia, al mismo tiempo que participa del mundo adulto, se fija en cómo los niños del colegio, de 4 y 5 años, lo afrontan por primera vez.

- En un momento que parece secuestrado por el relato, resulta llamativo que una parte importante de El Evangelio sea un monólogo interior.

- Quería representar la dualidad entre las cosas que le pasan a la protagonista y su monólogo interior, complejo y basado en su capacidad de observación. Todo el mundo sabe cómo es la vida de una persona joven, aunque sus circunstancias varíen. Pero para mí era crucial representar lo que le parecen las cosas que le pasan y desarrollar una psicología concreta, compleja y crítica. Para eso tenía que darle un monólogo interior que llegara hondo, que mostrara por qué está incómoda. Quería darle a la juventud un punto de vista que me representara, romper con la concepción de esa etapa como los años dorados, porque en mi caso, y en tantos otros, también tiene un lado oscuro.

- En los últimos años han aparecido retratos de la juventud que llaman la atención por su complejidad y su dureza. El Evangelio también es una historia oscura en muchos momentos.

- Cada vez hay representaciones más complejas de la juventud, que plantean su parte aventurera pero también su parte de angustia, incertidumbre y experiencias no tan plenas. Porque en esa época estás deseando que te pasen cosas, pero que te pasen cosas no es suficiente: a veces son insatisfactorias o generan incomodidad. Para mí era necesario reflejar ese lado oscuro, mostrar lo que sucede cuando descubres que la comunicación con la gente con la que compartes tu intimidad no es tan agradable como esperabas e incluso es hiriente.

- Es muy interesante cómo la novela aborda esa insatisfacción y esa incomodidad a través de la relación de la protagonista con su cuerpo y con el sexo.

- Eulalia no arrastra ningún gran momento traumático que se exprese en el libro. Pero, en la forma en la que se tratan el sexo y el cuerpo, quería reflejar que para ella la sexualidad es ligeramente traumática ya de entrada, porque, aunque no le haya pasado nada concreto que se pueda calificar de horrible, el canon que va encontrando le hace daño. A poco que ve que no lo cumple, se genera en ella un complejo inmenso que le causa sufrimiento y le impide desenvolverse de manera natural y actuar sin esconder partes de sí misma.

- Otro tema de El Evangelio son los tabús sociales, algunos relacionados con la sexualidad, y sus terribles consecuencias.

- Sí. El tabú sobre la sexualidad que Eulalia detecta a su alrededor, que extrae de su observación de los niños, es el mismo que le ha afectado a ella. El desarrollo de su sexualidad ha venido un poco castigado. Para ella el sexo no es tabú, pero sabe que no tiene libertad total para hablar de las cosas que le apetece hacer y que no va a encontrar en sus acompañantes la comprensión que espera. Aunque no te haya pasado nada terrible, la forma en la que el tema se aborda en nuestra sociedad ya es malsana y genera estas situaciones de incomunicación y pudor. Quería mostrar cómo se trata el tema desde el principio en el colegio y las consecuencias que puede tener en una chica adulta.

- Su novela no es, al menos en exclusiva, una crítica de la religión. Ese colegio funciona como espejo de la sociedad.

Exacto. El Evangelio no es solo un análisis de la religión o de cómo se aplica la religión desde el sistema educativo. En ese colegio se pueden identificar un montón de matices de la sociedad. Vemos la importancia y el poder que tiene la religión en nuestra sociedad. Y las diferencias de clase, porque en esos colegios la mayoría de los niños vienen de familias con poder adquisitivo y eso es determinante tanto en su carácter como en su educación. Ese lugar es un entorno perfecto para la observación porque es un destilado del lado más conservador y extremo de nuestra sociedad, y de las consecuencias que puede llegar a tener sobre una criatura desarrollarse a una edad tan vulnerable en un entorno así.

- En El Evangelio habla con contundencia de lo hostil que puede llegar a ser el sistema educativo, y no solo el religioso, con la diferencia.

- La base de la preocupación y la sensibilidad de la protagonista es que ella siempre se ha sentido diferente. Y la diferencia se castiga mucho. No se hace de forma explícita o porque se busque el castigo, sino porque la forma en la que suele ser tratada resulta castigadora porque te hace sentir extraño. Te sacan de la normatividad haciendo que sientas que los demás están bien pero tú no tanto. Por eso a la protagonista le preocupa apoyar la diferencia que observa en los niños que tiene a su alrededor, fomentar su autoestima y brindar a esas características individuales cierta aceptación y calidez.

- ¿A qué cree que se debe ese miedo a la diferencia?

- Supongo que tiene que ver con la falta de recursos, de tiempo, de preparación. Pero cada niño necesita que el sistema se adapte él, no al revés. Este empeño en que todos los niños se adapten al sistema es una trampa a largo plazo porque, al final, lo que se espera de ti es que te integres en un sistema en el que tienes que ser productivo y adaptarte a muy pocos modelos. Y, si no te adaptas, surge la amenaza de la exclusión social, que es terrible. Todas esas cosas son la gran amenaza que subyace detrás de que se castigue la diferencia de un niño o no se premien sus valores. Y quería reflejar que esto se da en un entorno religioso pero también en la escuela pública, aunque en el primer caso pueda ser más extremo porque hay más disciplina y conservadurismo.

- La historia de Sandra, una de las niñas del colegio, añade una capa de complejidad a esa reflexión sobre la diferencia. Su caso pone en evidencia temas aún tabús como la psicología y la sexualidad infantiles.

- Sí, en la falta de medios y el secretismo con los que la escuela trabaja el tema de Sandra hay una crítica a la falta de formación en la gestión de las emociones y de las relaciones sociales.