El colectivo literario cordobés Mucho cuento cumplió ayer un objetivo largamente deseado y que se ha visto retrasado por la pandemia, llevar el microrrelato al terreno de la ilustración, algo que no es nuevo en esta asociación, que cuenta con 16 años de vida y que siempre ha intentado llevar este género a otras disciplinas fronterizas. Así ha surgido la exposición Once maneras de mirar un microrrelato, que se inauguró ayer en la Fundación Gala y consiste en enfrentar estos microrrelatos a una ilustración que complementa el texto. Para ello, se ha contado con los alumnos de la asignatura de Ilustración de la Escuela Mateo Inurria, que, dirigidos por las profesoras Sara Moyano y Estefanía Muñoz, han realizado un dibujo para cada uno de los once relatos seleccionados.

«Son ilustraciones muy frescas que encajan muy bien con el contenido de los microrrelatos», señala Antonio Luis Ginés, miembro del colectivo Mucho cuento, que considera que el resultado es muy «interesante». La propuesta visual de estos once textos cortos desea mostrar el efecto sugerente de la palabra y la imagen en pleno estado de coqueteo. La intención, según el colectivo, es que los relatos sean visibles y que esas composiciones no solo complementen, «sino que conlleven su propio significado y su propia fuerza».

De este modo, Once maneras de mirar un microrrelato recoge sendas maneras de ver y sentir, de interpretar y plasmar, en las que se conjugan con cada propuesta lo visual y lo escrito como partes de un todo que conecta entre sí. A nueve participantes cordobeses se unen con sus trabajos las escritoras Pilar Adón e Inés Mendoza.