La escritora Carmen Santos, afincada en la capital aragonesa, publica su último libro Flor de Arrabal, una novela histórica y de ficción contada a través de Flora, una zaragozana del Arrabal de principios del siglo XX, que lejos de querer vivir la misma vida que el resto, mira más allá, hacia los teatros internacionales, buscando hacerse un hueco en el mundo del espectáculo. Como telón de fondo, la época convulsa de Europa, los movimientos anarquistas, la gripe española y el auge del fascismo.

-Sitúa el inicio de su novela en el barrio Arrabal de principios del siglo XX ¿Cómo es este escenario?

-Era un barrio lleno de callejas, apartado del centro. La gente de allí era humilde. Concretamente, la familia de Flor es bastante pobre. Ahora cruzas el puente y ya estás en el centro, pero en aquel momento cruzar el río no era hacerlo solo físicamente, también significaba cruzarlo hacia otra vida, otro barrio, otra ciudad de gente más pudiente. La protagonista habla de las pocas calles que conoce y de su admiración por las señoras ricas que pasean bien vestidas.

-¿Cómo es la infancia de su protagonista?

-Dentro de ese barrio humilde su familia es lo que llamaríamos ahora desestructurada, con un padre violento que las maltrata. Lo que empuja a Flora a buscar una vida mejor. Es una especie de rebeldía casi inconsciente. Ella no quiere vivir como su madre, quiere huir de allí. Las circunstancias que va viviendo le llevan al teatro y a los escenarios.

-Cuenta de algún modo el proceso de apertura al mundo. En este caso le suma viajes internacionales, el espectáculo… ¿Esto le viene grande a Flora?

-No, ella lo que quiere es salir de esa vida tan negra y limitada, de esa sumisión de la mujer. Le encanta, lo recibe como que está consiguiendo sus metas.

-Otro escenario es el mundo del espectáculo. ¿Cómo lo describe? ¿En qué situaciones se ve envuelta Flora?

-Lo primero que se encuentra es un café cantante muy cutre, con una zona para la gente pudiente y otra para los que no. Para aquellos que acuden al espectáculo a buscar carne y letras picantes, y que si no lo encuentran bombardean el escenario con todo lo que llevan (frutas pasadas, huevos...) Luego poco a poco se encuentra de todo, escenarios un poco mejores donde tiene que hacer de todo, cantar pero también alternar con clientes. Más adelante va encontrando mejores escenarios.

-Dentro de ello le suma los movimientos anarquistas y el auge del fascismo. ¿Qué papel tienen en Flor de Arrabal?

-Es una parte muy importante. Por un lado tenemos la historia de Flor y su lucha por no vivir la vida de las mujeres de su entorno, tenemos amores y pasiones y amistad que va encontrando por el camino. Por otra parte tenemos los primeros 50 años de historia del siglo XX, que voy contando a través de sus ojos. Hay cosas que las vive de manera más directa y otras que no. Están los movimientos anarquistas, que en los años 10 y 20 eran muy importantes en España. También la gripe española, que se parece bastante a nuestro covid, aunque cuando escribí la novela ni me imaginaba que iba a pasar esto. Por otro lado el camino hacia la Primera Guerra Mundial, en la que España en teoría era neutral pero hubo especulación y gente que se enriqueció exportando. Flor cuenta todo esto con el crack del 29, la Alemania nazi...

-Es esta a su vez una historia de amor, entre Flor y un soldado alemán, en aquellos tiempos tan convulsos.

-A mí me sirve para hablar de Alemania y de cómo el nazismo se fue apoderando de un país digamos avanzado y culto, y de cómo lo fueron destruyendo poco a poco. Este personaje es un oficial alemán. La idea era enfrentar a este hombre, de la élite prusiana y educado para ser militar con un código de honor y sentido del deber muy estrictos y la idea de defender a su país, enfrentado a la maquinaria nazi desde un rango alto del ejército. Flor todo eso lo vive de una forma muy cercana.

-¿A qué documentos acudió para formarse en este sentido?

-A muchísimos. Lleva un trabajo de documentación exhaustivo, porque había que documentarse sobre 50 años y varios lugares. Flor no se queda solo en Zaragoza. Va a Madrid, Barcelona, París, Berlín, Cuba… Recurrir a libros, a través de internet, cribando eso sí, porque hay que tener cuidado. Libros sobre el cuplé, sobre las cupletistas, con sus letras. Hay un poco de todo. También hemerotecas.

-¿Tiene planteado su siguiente proyecto?

-Sí , ya tengo algo en mente, aunque no puedo contar mucho. Cuando termino una novela ya estoy pensando en la siguiente.