Los tablaos flamencos cordobeses no son ajenos a la crisis que la pandemia del covid-19 ha provocado en este sector, que se ha unido recientemente para reclamar ayudas que le permitan salir de una situación "catastrófica" que va a dejar fuera de juego a muchos de estos templos del flamenco después de contribuir en gran medida a la recuperación y mantenimiento del arte jondo, y cuya nómina de artistas ahora se ve huérfana de las tablas que les permiten vivir. Además de ser escuela de todas las grandes figuras, también ha sido muy destacable su aportación al turismo de cada ciudad, atrayendo a los visitantes a estas catedrales del duende. Han inspirado a grandes escritores como Hemingway o han sido objeto de tramas cinematográficas, y en los últimos años han unido el cante, el baile y la guitarra a la alta gastronomía. Todo ello hace de estos recintos un patrimonio cultural único en el mundo que no solo no puede desaparecer, sino que hay que proteger, sobre todo porque el flamenco es Patrimonio de la Humanidad y ese título no es gratis.

En Córdoba, antes de la pandemia, existían en torno a una decena de estos establecimientos, todos ellos peculiares y distintos, pero con un denominador común: por sus tablas han pasado figuras del flamenco de primer nivel. Después de un año cerrados, ahora tienen su futuro en el aire en algunos casos, ya que en otros ya se ha tomado la decisión de echar el cerrojazo. Es el caso de La Bulería, que se alza desde hace 35 años en lo que fue el hermoso palacete donde residió el torero El Guerra, cuando el padre de los hermanos Plantón, al darse cuenta de que el camino de sus hijos discurriría por el flamenco, compró el inmueble.

"Estamos pendientes de venderlo o alquilarlo, porque es imposible seguir adelante con él", señala Antonio Plantón El Güeñi, muy afectado por la reciente muerte de su hermano, el cantaor José Plantón El Calli, algo que ha mermado sus fuerzas para seguir con el negocio. "Fue el primer tablao de Córdoba", recuerda El Güeñi, que, junto a su hermano, ha trabajado con grandes figuras del flamenco cuando no actuaban en las tablas de La Bulería, por donde han pasado emblemas del arte jondo como Camarón, Tomatito y Mercé, entre otros muchos.

De fiesta | El tablao de El Patio de la Judería, en momentos más dulces. FRANCISCO GONZÁLEZ

A pesar de las promesas de apoyo del Gobierno al sector, este cantaor no confía en que sean una solución, por lo que "lo mejor es dejarlo".

Tampoco tiene fe en estas ayudas Ricardo Vélez, propietario de El Patio de la Judería, un tablao en el que el flamenco y la gastronomía de primera van unidos. "El mundo de los tablaos ha cambiado mucho, la gente viene buscando nuestra cultura en el más amplio sentido, y si en los antiguos tablaos se ofrecía un menú de segunda, a nosotros lo que nos empezó a distinguir fue nuestra carta, una cocina tradicional actualizada que ha sido reconocida con varios premios, acompañada de un espectáculo de primer nivel que cambiaba a diario", apunta Vélez. Por otro lado, en este establecimiento se ha tenido "siempre muy en cuenta" a los jóvenes artistas. "Casi todos los que actuaban en el tablao cuando empezamos hace ocho años se han alzado después con algún galardón flamenco importante", continúa el propietario del local, que asegura que esto demuestra la importancia de estos recintos para que los artistas puedan desarrollarse.

Puro arte | Espectáculo en el tablao El Cardenal. A.J. GONZÁLEZ

«Vamos a intentarlo»

"Por El Patio de la Judería han pasado premios nacionales como el guitarrista Currito y artistas muy reconocidos como Edu Lozano, Lorena Franco o Eva de Dios, entre otros», subraya Vélez, que reconoce con tristeza que en el último año "solo hemos facturado dos meses, y lo hicimos tan solo por la ilusión de los artistas", que ahora "tienen que dedicarse a otras profesiones". «Seguiré con el negocio y espero poder volver a abrir en mayo. Vamos a intentarlo", dice con esperanza.

Quien no lo va a intentar es Arte y Sabores, un tablao con solera que ya ha cerrado definitivamente sus puertas ante la desastrosa situación que viven estos locales. Este escenario se ubicaba hasta ahora en los baños árabes de Santa María, cuya antigua sauna se convirtió en un acogedor espacio para el flamenco puro a cargo de jóvenes cantaores, guitarristas y bailaores cordobeses. El guitarrista Jesús Majuelos, director artístico del tablao, asegura, entre la pena y la indignación, que los artistas han quedado en una difícil situación tras la decisión del propietario del establecimiento.

Un tablao muy diferente a estos es El Cardenal, donde el espectáculo brilla por sí solo. Reconocido en toda España, en su escenario se han curtido artistas de primera categoría a nivel nacional en el cante, la guitarra y el baile flamenco bajo la dirección artística de Antonio Alcázar y Mariví Palacios, dos bailaores cordobeses que han cosechado importantes galardones, entre ellos el Premio Nacional de Danza. Cuenta con una larga tradición de 25 años, en los que "ha contribuido mucho a que el turismo pernocte en Córdoba", señala Alcázar, que reconoce que este último año ha sido «terrible» al verse obligados a cerrar sus puertas.

"No hay ayudas para nosotros, estamos dejados de la mano de Dios, ningún organismo se ha preocupado por nuestra situación", continúa el bailaor, que desconfía de las promesas de apoyo por parte del Gobierno. Por otro lado, Alcázar también se lamenta de la situación del resto de artistas que trabajaban a diario en El Cardenal , casi una decena, que llevan un año en paro, aunque confía en el futuro: "Espero poder abrir, lo que no sé es cuándo, porque para nosotros es muy importante el turismo, la gente de Córdoba no llena a diario un tablao".

A la espera | El Cardenal quiere volver a abrir sus puertas. A. J. GONZÁLEZ

La recién creada Asociación Nacional de Tablaos Flamencos de España no cuenta con ningún socio cordobés, según señala Juan Manuel del Rey, hijo de Blanca del Rey y presidente del colectivo, al que le gustaría que se sumaran porque «pensamos que cuanto más unidos estemos mejor va a ser para todos». "Llevamos poco tiempo, estamos creciendo", dice Del Rey, que es pesimista ante la situación. La gran mayoría de los tablaos están cerrados desde hace un año y sus propietarios han valorado "mil y una opciones y posibilidades", entre ellas la de abrir el local al mediodía e, incluso, ofrecer la actuación por la tarde, pero las restricciones de aforo «impiden mantener un espectáculo con nueve o diez artistas en el escenario más el resto de la plantilla, aunque parte de ella se mantenga en un ERTE. Al final, tienes más personas trabajando que clientes, por lo que perdemos más abiertos que cerrados», continúa Del Rey.  

Cierre definitivo 8 Fachada del tablao La Bulería. A. J. GONZÁLEZ

Esto también implica que el 90% de los artistas flamencos se han quedado en paro este año, puesto que esa es la cifra a la que los tablaos dan trabajo. "Si hablamos de la pirámide del flamenco, los tablaos no son la base, son prácticamente toda la pirámide", prosigue el presidente del colectivo, que augura "muchos cierres". Y si se pierden los tablaos en España "desaparece ese 90% de artistas", porque "hay muy pocos que puedan vivir solo de sus trabajos fuera de los tablaos, para la mayoría son la base de sus ingresos económicos", explica Del Rey.

Respecto a las promesas de apoyo al sector por parte del Gobierno, el presidente de la asociación no se siente muy confiado. "Si nos van a dar hasta un máximo de un 20% de las pérdidas que hemos tenido, eso no va a parar los cierres", continúa Del Rey, que recuerda el reciente cierre de otro tablao histórico y emblemático de Madrid, el Villarrosa, asegurando con asombro e incredulidad que "los rumores son que en ese local van a poner un McDonald, algo que, más que triste, es la dura realidad". "Y ese es el camino que van a llevar todos los tablaos flamencos", concluye el presidente de la asociación.

"Era un hervidero de estrellas"

Ava Gardner y hasta Tyron Power, dos días antes de morir de un infarto mientras rodaba una película en Madrid, pasaron por el emblemático tablao El Corral de la Morería de Madrid, propiedad de la bailaora cordobesa Blanca del Rey, que ha visto "con honda pena" cómo la pandemia ha cerrado su establecimiento por primera vez desde 1956, cuando su marido lo abrió. "Se inauguró con Pastora Imperio", recuerda la bailaora, a la que cuando se le pregunta por quién ha visitado su tablao, contesta rotunda: "El mundo".

"En aquella época se rodaban grandes producciones cinematográficas norteamericanas en Madrid, y El Corral era un hervidero de estrellas todas las noches", continúa rememorando Del Rey aquellos tiempos, muy distintos a los de ahora, en los que no sabe qué va a pasar con su negocio, que siempre ha estado "supersaneado". Además de la economía, a la también empresaria le preocupa, sobre todo, el alma de su local. "Morería es la historia del flamenco", sentencia la artista, a la que le asaltan nombres como Antonio Gades, Antonio el bailarín, Mario Maya, Enrique El Cojo, Antonio Mairena... Todos ellos se han subido a esas tablas, donde también desarrolló su carrera la bailaora. "El tablao engendra lo importante de un espectáculo, es imprescindible", continúa la bailaora, a la que también le intranquiliza la situación de los artistas que viven de los tablaos. Tratando de convencerse de que "saldremos de esto", mira al futuro con esperanza y sueña con volver a abrir su tablao, cuya cocina goza de una estrella Michelin porque "siempre hemos buscado la excelencia en todo".