Hoy no vamos a hablar de ninguna de las producciones ganadoras de Goya. La última película de Javier Fesser , después de la exitosa Campeones, aún no ha podido ser estrenada en cines, aunque sí se ha podido ver desde noviembre del pasado año en Amazon Prime Video. Comedia escrita por el director junto a Claro García, muy bien urdida, donde varias historias se entrelazan y, finalmente, encuentran la solución para que todo encaje, como en un puzzle. Humor surrealista y mordaz, disparatado y delirante. Personajes extraños y de lo más fesserianos protagonizan esta cinta, donde el color parece sacado de un cómic, como ocurría en El milagro de P Tinto o en Mortadelo y Filemón contra Jinmy el Cachondo.

Absolutamente todo está muy estudiado, posiblemente sea la producción más depurada de este realizador y, aunque cada una de las tramas sean de lo más distante, terminan hilvanadas con suma inteligencia. Así pues, nos encontramos con un tímido joven heredero que busca hacer feliz a su severo padre buscando el primer vehículo de su vida laboral, un maniático veraneante que será secuestrado y verá cómo se rompen sus esquemas haciendo trizas sus planes para un día de playa; un africano (inmigrante sin papeles) que se ofrece a una insoportable casera para arreglar el jardín de su casa de campo, siendo explotado y entablando la correspondiente relación de odio y algo más; un empresario que está en el límite al haberse convertido en un ludópata… Personajes lamentables, perdedores y entrañables, con los que uno acaba encariñándose gracias a los dibujos de cada tipo en guión y al trabajo actoral.

Habrá a quién le guste más una historia que otra, pero lo mejor es que la cinta va in crescendo, enganchando la atención del espectador entre carcajadas y expectación ante los inesperados giros dramáticos en la narración. En definitiva, la cosa funciona. Consigue entretener y divertir, a la vez que la estructura se organiza ordenando el caos hasta culminar en un inesperado y deseado orden.