El Centro Andaluz de las Letras (CAL) ha conmemorado hoy lunes el Día de la Mujer en Córdoba con un paseo literario en torno a la escritora Juana Castro, dirigido por la poeta Pilar Sanabria, que fue la encargada de acercar la vida y obra de la autora a través de una ruta por su ciudad natal, un recorrido por los lugares más significativos de la escritora de Villanueva de Córdoba y los sitios que han marcado su vida y que han sido el origen de muchos de sus trabajos literarios.

Con el paraguas bajo el brazo, el paseo ha comenzado en la plaza del Cristo de los Faroles, donde se encuentra la iglesia de Capuchinos, que alberga a la Virgen de la Paz y la Esperanza, una imagen que tiene una significación muy especial para la poeta, al igual que la propia plaza, donde Castro ha recitado un poema dedicado a la virgen. La ruta ha seguido hacia la Biblioteca Viva de Al Andalus, que en los últimos años ha acogido a muchos poetas para presentar y dar a conocer sus versos. Desde allí, el recorrido ha continuado hacia la plaza de las Tendillas, donde se sitúa el IES Góngora, una de las primeras referencias de la ciudad para ella, ya que allí hizo sus exámenes de reválida de los estudios que cursó en Villanueva de Córdoba.

El encuentro con Pilar Sarasola

Esta emblemática plaza también ha traído otro tipo de recuerdos a la poeta, ya que allí conoció a Pilar Sarasola, viuda de Rogelio Luque, fundador de la mítica librería cordobesa. Para Castro, esta amistad supuso sus primeros contactos con el feminismo, ya que Sarasola se encargó del negocio de su marido en una época en la que no eran frecuentes las mujeres empresarias. También en esa librería la poeta encargó su primer libro.

Por otro lado, en Las Tendillas, la escritora ha rememorado un quiosco de prensa especialmente significativo para ella, ya que fue donde comenzó a comprar la revista Vindicación feminista que se editaba en Barcelona y donde publicaban numerosas autoras que luego marcaron e influyeron a Castro.

Desde Las Tendillas, la ruta se ha dirigido a la Calleja de la Hoguera, donde tuvo su estudio Miguel del Moral y se realizaban tertulias literarias, y después a la plaza del Cardenal de Salazar para encontrarse con la Facultad de Filosofía y Letras, donde la escritora respiró el ansia de transición política en los primeros años de la década de los setenta. La estatua que recuerda la princesa Wallada ha sido la última parada del paseo.