Francisco Moreno Crespo (Puente Genil, 1951) acaba de ser nombrado presidente del Patronato de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores, una decisión que se ha tomado dada la avanzada edad y el delicado estado de salud del escritor Antonio Gala, que queda como presidente honorario. Moreno tiene una larga trayectoria de gestor y empresario en los ámbitos público y privado.

Estudió empresariales en Málaga, empezó en Carbonell y pronto pasó a la empresa pública andaluza Sodian -durante este periodo fue, en 1986, el primer presidente del Consejo Social de la universidad de Córdoba-, de la que llegó a ser presidente en sustitución de Manuel Olivencia.

Pero hace ya 32 años que dio el salto a Madrid. primero al sector público, al frente de la Empresa Nacional para el Desarrollo de la Industria Alimentaria, y luego en el sector privado, creando con otros socios la firma Artesanos Camiseros, una compañía que llegó a estar en 23 países. Una experiencia de gran éxito y un final «muy doloroso» en el 2012, cuando vendió sus acciones, porque «la crisis financiera nos cogió de pleno, con la empresa muy apalancada. Pero no la crisis comercial ni la empresarial, pues estuvimos dando beneficios hasta el último día».

-¿Cómo conoció a Antonio Gala?

-A través de Elio Bernhayer, pues nosotros éramos socios en Artesanos Camiseros. Un día fuimos a un acto en la Casa de Córdoba en Madrid y allí estaba Gala. Elio, que era íntimo amigo suyo, me dijo, «Paco, ¿conoces a Antonio?». Pues claro que lo conocía, pero no personalmente. Nos conocimos allí y creo que hubo una empatía inmediata. Después, con mi mujer, lo acompañamos con el coche a su casa. Al poco tiempo me llamó Luis Cárdenas, su secretario, y me dijo: «le paso con don Antonio Gala». Me dije, «caramba, a ver qué me va a decir el maestro Gala». Lo primero que me dijo fue: «Tú, ¿qué pasa?, ¿Qué después de estar con los amigos ya no vuelves a hablar con ellos?». Me dio una alegría tremenda y le dije, «bueno, Antonio, yo a tus órdenes». A partir de ahí me invitó al té a su casa y nació una amistad profunda.

-¿Cuándo entró en la fundación?

-Yo conozco a Antonio desde el año 2006-2007, él había puesto en marcha la fundación en el 2000. Entré en el patronato y me pidió que le ayudara con los temas que le gustaban poquísimo: económicos, financieros, de gestión, de personal... Le dije, bueno, pues venga. Y la fundación es algo que enamora, cuando empiezas a hacer cosas con los chicos jóvenes eres preso del cariño que le tomas y no puedes renunciar a ello.

-Patrono y luego vicepresidente.

-Sí, cuando Antonio empezó a retirarse ya de todos los temas, había que firmar las cuentas, auditorías... Llegó un momento en el que él no tenía ganas ni ánimo para esas cosas, entonces me nombraron vicepresidente y así hemos estado los últimos años. Ahora me ha tocado un pasito más, pero más formal que real, porque últimamente Antonio había delegado prácticamente todo en el Patronato y como tal no cambiará mucho mi actitud de ser vicepresidente a ser presidente.

-¿No abrimos una nueva etapa?

-Bueno, bueno, vamos a ver. Digo no cambiará mucho mi actitud en cuanto a mis responsabilidades, o en cuanto a mi interés o mi ocupación. La nueva etapa se abre no porque yo sea vicepresidente o vicepresidente, se abre porque la figura de Antonio es irreemplazable pero lógicamente el futuro tiene que considerarse como una posibilidad que se acerca, y si tú tienes una fundación en la que la figura de Antonio -su creador, el alma- lo llena todo, cuando Antonio va desapareciendo de la fundación tenemos que intentar ocupar ese hueco, que es imposible, pero hay que intentarlo a través del patronato y de las figuras que en el patronato pueden ocupar las diferentes áreas de la fundación. La idea que yo he puesto en marcha y es secundada bien por todos los miembros es que haya personalidades en las diferentes áreas de la cultura en la fundación, como es en la literatura ni más ni menos que con Antonio Muñoz Molina, en la música Sigar Sierra junto con Antón García Abril, dos personalidades magníficas de proyección internacional, Juan Miguel Moreno Calderón, en pintura acabamos de nombrar al pintor prestigiosísimo Alfonso Albacete... Y eso ¿qué quiere decir?, que cada área tenga personalidades que entre ellas puedan intentar cubrir esta personalidad que Antonio tenía para todas y cada una de ellas.

-Esto es lo que están poniendo en marcha.

-Es lo que orgánicamente queremos hacer. Unido a que haya personalidades institucionales, como el rector de la UCO o empresarios de prestigio, como Pedro Miró o Enrique Loewe. Queremos que el patronato sea un crisol de diferentes personalidades y que entre todas intentemos suplir el magisterio irreemplazable de Antonio.

- Una realidad muy desagradable de enunciar.

-Eso, es muy triste, pero la vida es así, y a todos nos llegará el momento de retirarnos, y eso por desgracia nos llega a las personas normales como nosotros y a los grandes genios o a las personas extraordinarias.

-La Fundación Gala, ¿cómo se sostiene económicamente?

-Por una parte con aportaciones institucionales de Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía y algo de la Fundación Cajasur, y el resto de gastos los aporta directamente Antonio Gala, de su patrimonio. Ese es uno de los grandes retos: tenemos que intentar por todos los medios hacerla sostenible. Antonio está aportando la diferencia entre lo que se consigue de las instituciones y los gastos, pero eso es una apuesta finita, lógicamente el patrimonio de Antonio no es ilimitado ni mucho menos y hay que conseguir, y es uno de los retos que me he propuesto personalmente, que en un periodo corto la fundación sea sostenible por sí misma y no dependa del patrimonio del fundador.

-¿Eso cómo será? ¿Más subvenciones, patrocinios, mecenazgo?

-Con más aportaciones de los actuales, de otras instituciones o empresas que ahora no están presentes, o de alguna formula que estamos pensando de capitalización de la fundación... No puedo adelantarlo pero lo estoy empezando a estudiar.

-Parece, por unas declaraciones del director, de que el objetivo es que la ciudad asuma la fundación.

-Esa es una extraordinaria manera de verlo. Está claro que la fundación tiene unas posibilidades de seguir adelante por sus propios medios hasta un límite. Si queremos que la Fundación Gala sea una referencia cultural y tenga una presencia real en la ciudad y en nuestra región pues tendremos que ayudar a que sea. Esto no se hace sin gastar, sin invertir y sin traer a catorce chicos cada año de diferentes regiones o países de América Latina o de Europa. Todo eso cuesta mucho dinero, y realmente da prestigio a Córdoba, permite que Córdoba tenga una visualización fuera de la ciudad... Ten en cuenta que han pasado ya más de 250 creadores que, además, tienen todos, o casi todos, un recuerdo estupendo de nuestra ciudad y de Andalucía.

-Y algunos están consiguiendo hacerse un nombre.

-Algunos no, muchos. Tenemos más de 40 residentes premiados con premios nacionales, y algunos internacionales, y hasta un premio de la National Gallery de Londres. Estamos muy satisfechos del resultado de la fundación como crisol de jóvenes creadores.

-En su discurso aludió a los tutores, ¿qué papel tiene esta figura?

-Fue una de las primeras medidas que propuse como vicepresidente. Los jóvenes creadores que vienen aquí siempre han tenido una manera de trabajar que es la que Antonio había pensado: unos se ayudan a otros, el músico aprende del pintor, el pintor del escultor y el escultor del poeta. Esa máxima se aplica rigurosamente, pero habíamos detectado que estos residentes, aparte de su interrelación y de las masterclass, a veces durante el curso tienen muchas dudas, quieren modificar su proyecto, surgen cuestiones técnicas... Para ello se crea la figura de los tutores.

-¿Cómo irá el ‘año covid’?

-Ay, ay, ay. El covid nos tiene a todos muy preocupados. Lo primero es tener suerte y que no haya problemas con el dichoso virus, y luego tomar todas las precauciones. La primera medida que hemos tomado es que vez de venir 14 o 15 residentes han venido 10 para que las distancias de seguridad sean mayores, en el comedor, en reuniones... Pero no queremos renunciar, con todas las garantías de sanidad y las normas, a la actividad cultural, porque para eso no hubiéramos hecho el curso. Vamos a intentar mantenerlo, con mucho cuidado en la convivencia.

-¿Cuáles son sus objetivos?

-En la parte de sostenibilidad, que la fundación pueda ser autónoma financieramente, que esté sostenida y no tenga un horizonte en el cual falten los fondos para su permanencia. Me gustaría dejarla perfectamente capacitada para mantenerse muchos años en Córdoba, sin depender de patrimonios que en un momento determinado pueden faltar. Que sea autosuficiente antes de que yo me marche. Es muy difícil, pero lo voy a intentar.

-¿Y en el plano cultural?

-Me gustaría que todas esa pléyade de personalidades que forman parte ahora del patronato sigan manteniendo ese nivel de colaboración. Unido a otro proyecto ambicioso, que es el que la fundación mantenga relaciones de cooperación con otras fundaciones nacionales o internacionales con las cuales estamos hablando muy profundamente.

-¿Y el proyecto de Alhaurín?

-Vamos a intentar crear en la finca de veraneo de Antonio, en La Baltasara (Alhaurín el Grande, Málaga) con el Ayuntamiento de Alhaurín (que ha comprado la casa) una especie de segunda sede de la Fundación Antonio Gala, que es un proyecto muy bonito y queríamos que viera la luz en el 2021 Que La Baltasara se convierta en un centro cultural y no se pierda ese legado de Antonio en una finca tan emblemática.

-¿Cómo es la relación entre la fundación y Córdoba?

-La fundación tiene la voluntad de integrarse cada vez más en Córdoba y estar abierta cada vez más a la cultura cordobesa, tanto para recibir a los artistas como para participar en la actividad cultural de Córdoba.

-Precisamente, la principal crítica de los cordobeses ver a la fundación como una ‘burbuja’, sin relación con la ciudad.

-Llevamos un tiempo quitando esa imagen, porque la Semana de Gala, que comienza el día 9, lleva dos ediciones en las que pasan por la fundación escritores cordobeses, artistas, conferenciantes, músicos... Abrimos todos los actos a toda la ciudadanía, como hacemos durante todo el curso. La Camerata Gala ofrece conciertos... Estamos en una fase nueva en la que ya se nota algo en ese aspecto. No es una casualidad, es una voluntad de abrirse a Córdoba lo más posible con todos los actos culturales. Ese sambenito hay que quitarlo ya.