El castillo de Gahete o de los Sotomayor (Belalcázar, Córdoba) ha salido de la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra ('www.listarojapatrimonio.org') después de que la Junta de Andalucía ha llevado a cabo obras de consolidación. En una nota, la entidad detalla que el castillo de Belalcázar fue adquirido en 2008 por la Junta de Andalucía, quien ha llevado a cabo el proyecto de consolidación y conservación del bien.

Estuvo previsto comenzar con el desescombro de subterráneos y estancias en el 2009. A finales de noviembre de 2014 la Junta anunció una intervención de 60.000 euros ante el riesgo inminente de derrumbes.Los trabajos han consistido en la consolidación estructural de los huecos y muros tanto de murallas como de torres; la restauración interior y exterior de la torre del homenaje que permite el acceso de visitantes a la terraza superior y la protección de las cubiertas, tanto de las torres como de los adarves.

Además, se ha realizado la adecuación de caminos con objeto de permitir el recorrido tanto por el recinto amurallado como por el perímetro del castillo. Se prevé asimismo la continuación de la investigación arqueológica para proseguir con la restauración y la ampliación de las zonas visitables.

Por todos estos motivos, el castillo de Gahete acaba de ser retirado de la Lista Roja del Patrimonio, que recoge cerca de 800 monumentos españoles que "corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato", y de este modo pasa a la Lista Verde.

Conocido como castillo de Gahete o castillo de Gafiq o de los Sotomayor y Zúñiga, se encuentra en una posición estratégica sobre un cerro de gran altura, al norte de Belalcázar, controlando por completo la localidad y su entorno.Fue edificado en el interior del recinto de la primitiva alcazaba de planta cuadrangular que ciñe el meandro del arroyo. Es una construcción espectacular, de estilo gótico-militar, iniciada como protección y residencia de la familia de los Sotomayor y Zúñiga, condes de Belalcázar y señores feudales del territorio en aquella época.

Su construcción data de 1450, cuando Juan II otorgó estas tierras a Gutierre de Sotomayor, Maestre de la Orden de Alcántara, permitiéndole construir un castillo.

La lealtad y servicios de don Gutierre al rey quedaron reflejados en la leyenda que figuraba en un fresco de la ermita de Nuestra Señora de Gracia de la Alcantarilla del término de Belalcázar, donde figuraba el monarca diciendo a don Gutierre: "Si non fuera por vos, maestre don Gutierre, non fuéramos nos Rey de Castilla y León".

La torre más alta de la península

Durante el primer tercio del siglo XVI se le añadió una lujosa zona palaciega de estilo renacentista. La estructura que más destaca, sin embargo, es la impresionante torre del homenaje, lujosamente ornamentada, desproporcionada aunque de gran belleza, y que con sus más de 47 metros de altura es la más elevada de toda la Península Ibérica.

Sus artesonados desaparecieron, pero no del todo, pues buena parte fue trasladado al final del pasado siglo a la vivienda de don Manuel Gallego en la calle Larga o de Alfonso XIII número 21 --actual calle Blas Infante--, donde residía como apoderado y administrador de la marquesa de Casariego, propietaria de la fortaleza. Se conservaban muy bien, pues se tuvo el cuidado de colocar cada pieza en su sitio y no ensuciarlos ni mancharlos. Todos son entresuelos, la viguería pintada a lo morisco, y la tablazón pintada y tallada.

La denominación de Bel Alcázar se debe a la singular torre del homenaje de la fortaleza. Desde su construcción, provocó el cambio de nombre de la villa donde se encuentra, que anteriormente era conocida por Gaete o Gahete.

Su deterioro

Comenzó su deterioro a partir de la ocupación por la tropas francesas durante la Guerra de la Independencia por ser convertido en almacén de Intendencia y sufrir las consecuencias de la artillería.

El 6 de mayo de 1811 una división inglesa de 5.000 hombres puso sitio al castillo, guarnecido por 40 hombres del 51 Regimiento de línea al mando del teniente Charpentier. Batieron la fortaleza con 200 disparos, con lo que sólo consiguieron desconchar levemente la muralla oriental.

Los vecinos de Belalcázar, temiendo una nueva invasión de los franceses, solicitaron de la condesa de Belalcázar, que fuesen desmanteladas las torres de la fortaleza, a lo que accedió la señora, y "abusando de este permiso, comenzaron a demoler inconsideradamente, primero el palacio y después el castillo", aprovechando los materiales en la construcción y adorno de algunas casas de la villa.

El castillo pertenecía a los duques de Osuna que lo vendieron en la gran quiebra de la Casa a su administrador en Belálcazar, "probablemente en pago de deudas", Feliciano Gallego Mayoral.