Interesante película que su directora, la canadiense Stella Meghie, escribió y realizó para estrenarla en una fecha tan señalada como el día de San Valentín, aunque ahora sea cuando llegue a nuestras pantallas debido al paréntesis que ha impuesto la dichosa pandemia en la exhibición cinematográfica. El relato está narrado en dos tiempos y nos cuenta dos historias de amor donde las mujeres son determinantes, además con el detalle de estar concebida para que los personajes estén interpretados en su totalidad por intérpretes de color. Por un lado, una importante fotógrafa recién fallecida que deja una carta a su hija para que entregue a un padre que nunca ha conocido; por otro lado, un periodista que investiga en el pasado de la artista y que se enamorará de su hija. La confluencia de estos dos episodios se construye de una manera muy natural, sin artificios, con bastante verosimilitud gracias a la química entre los dos protagonistas: Keith Stanfield e Issa Rae. Además, la música posee un papel fundamental en la producción, con constantes citas y una magnífica ambientación sonora. El romance está bastante medido y no cae en el exceso de azúcar, la estilización y elegancia se ha priorizado en esta producción. Por tanto, estamos ante una cinta que se ve muy bien (la dirección fotográfica está muy cuidada por parte de Mark Schartzbard) e incluso puede invitar a la reflexión por sus contenidos. The photograph , que es el título original de este filme y --por cierto-- mucho más acertado que el español, es el cuarto largometraje de esta cineasta afroamericana, preocupada no sólo por diseñar este drama romántico en dos tiempos y dos espacios: Nueva York y Luisiana; intenta ir más allá, buscando la reflexión del público y la crítica a ciertos temas sociales, como los que llevan a la fotógrafa a marchar y luchar en solitario por su carrera artística en compañía de su hija en una sociedad poco comprensiva, como la de treinta años atrás.