Existe, como todo amante de la obra de Velázquez sabe, una pintura llamada Las Meninas atribuida al pintor Juan Bautista Martínez del Mazo que forma parte de la colección Kingston Lacy. Está exhibida en el castillo del mismo nombre en Dorset (Reino Unido), y durante mucho tiempo fue considerada una reproducción de la obra maestra de Velázquez que había hecho su yerno. Investigaciones recientes lo han puesto en duda y han deslizado la hipótesis de que era un esbozo del pintor sevillano, un borrador de su obra maestra. Ahora, un estudio llevado a cabo por el arquitecto e investigador Miguel Usandizaga, profesor de la Escola dArquitectura del Vallès de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), viene a demostrar que no es ni lo uno ni lo otro. Las Meninas de Kingston Lacy, asegura Usandizaga, no es otra cosa que el negativo pictórico de la obra de Velázquez.

Es breve la lista de cuadros que han generado tanta literatura como Las Meninas. La obra maestra del pintor del Siglo de Oro, el extraordinario retrato de la infanta Margarita de Austria y todo lo que la rodea sus sirvientes, los reyes, el propio pintor ha sido objeto de incontables estudios que han explorado tanto la técnica como la manera en que debe ser interpretado su contenido.

Fechada en 1656, su trascendencia y celebridad recibieron un empujón definitivo cuando fue incorporada a la colección del Museo del Prado en 1819, y sus muchos enigmas han alimentado cientos de estudios animados por la voluntad de desentrañar las claves de su gestación. Y aun así, parece que en el año 2020 todavía hay cosas que contar. Es una suerte tener algo que decir sobre Las Meninas que no se haya dicho ya, reconoce el investigador barcelonés.

APORTE ARQUITECTÓNICO

Los estudios sobre Las Meninas son más o menos patrimonio de los historiadores del arte, pero Usandizaga se dijo en su día que si hay algo sobre lo que la arquitectura puede aportar luz es sobre perspectiva y proporción, y desde ese punto de vista se lanzó al estudio del famoso cuadro. Su conclusión es categórica y novedosa, una revisión en toda regla de la técnica empleada por Velázquez. Según el investigador, el pintor trazó la perspectiva y las líneas generales del cuadro mediante una cámara oscura tipo cabina que instaló en el Alcázar de Madrid. Eso quedó consignado en una superficie pequeña, pero Velázquez invirtió luego el funcionamiento de la cámara y proyectó la imagen resultante en el gran lienzo del que sería a la postre su cuadro inmortal. Sostengo que Velázquez pintó primero la habitación vacía en el pequeño y luego en el grande, y luego las figuras en el grande, y que Las Meninas está construida con una perspectiva de cámara oscura, afirma Usandizaga.

Hay teorías que apuntan a que pintores como Caravaggio, Canaletto o Vermeer emplearon la cámara oscura para pintar algunos de sus cuadros. El propio Usandizaga es autor de un estudio, Cómo y para qué usaba Vermeer la cámara oscura, donde demostró que el pintor de Delft utilizó esa técnica en obras como La lección de música.

Tanto para Vermeer como para Velázquez, el investigador ha aplicado la técnica de la deconstrucción perspectiva, que es básicamente el procedimiento inverso al de la contrucción geométrica de la perspectiva; su nombre lo indica. Te permite saber dónde está el punto de vista o cómo era el espacio donde se había construido esa perspectiva, dice Usandizaga. El profesor de la ETSAV también investigador del grupo de Análisis Críticos de la Modernidad: Arquitectura y Ciudad, de la UPC no es el primero que aplica la deconstrucción perspectiva sobre Las Meninas, pero sí el primero que lo hace con tecnología moderna.

SUPERPONER SUS OBRAS

El profesor de historia del arte John Moffit hizo la última deconstrucción perspectiva de Las Meninas, pero con lápiz y papel, como se hacía antes, dice Usandizaga. La ventaja con el ordenador es que consigues una precisión absoluta porque no dibuja, sino que calcula. Moffit sugirió en su momento que Velázquez podía haber utilizado una cámara oscura, pero no tipo cabina sino tipo caja, lo que Usandizaga descarta por cuestiones de tamaño. Una cámara así solo sirve para pintar en formato pequeño, zanja. El arquitecto empleó técnicas de dibujo asistido por ordenador, lo que en inglés se conoce como Computer Aid Design (CAD).

Uno de los momentos fundamentales del proceso tuvo lugar cuando superpuso en el ordenador ambos cuadros, el del Prado y el de Kingston Lacy. Las Meninas de Velázquez y las atribuidas a su yerno. De repente ves algo. Algo en lo que no te habías fijado. Piensas: Esto se ve aquí y no se ve en el otro. Una línea en el pequeño que no está en el grande. Se trataba de una línea vertical rematada en la parte inferior derecha del cuadro, entre las piernas de Nicolasito Pertusato. Es un punto importantísimo para deconstruir la perspectiva de Las Meninas, dice. De entrada, significaba que el pequeño no era una copia del grande.

PERSPECTIVAS IDÉNTICAS

La superposición de las obras revelaba no solamente aquella diferencia, sino que la perspectiva del pequeño había sido copiada en el grande. Hay un mismo error de perspectiva en el travesaño horizontal de ambas obras, dice Usandizaga. Una copia de la perspectiva de esta precisión no se podía hacer a simple vista, solo con una cámara oscura, dice. Recapitulando: Velázquez trazó la perspectiva y las líneas generales de Las Meninas en una superficie pequeña con la ayuda de la cámara oscura. Luego proyectó el resultado sobre el lienzo definitivo, calcando la perspectiva de la proyección. "Y luego se puso a hacer lo difícil, que es pintar. Al fin y al cabo, construir una perspectiva es solo una técnica". Usandizaga cree que Velázquez encargó a su yerno pintar las figuras en el cuadro pequeño para poder venderlo.

El investigador barcelonés no cree que Velázquez haya usado la cámara oscura en otras obras, y dice que probablemente la empleó para Las Meninas debido al lugar especial que iba a ocupar en el Alcázar, en una sala donde funcionaba casi como un espejo. El investigador no se hace ilusiones con respecto a la recepción de su trabajo entre el mundo de los historiadores del arte, pues dice que los estudios nuevos y de desconocidos generan escepticismo"; pero también sabe que lo nuevo cuesta tiempo aceptarlo.