Echo de menos tomar un café en algún local antes de entrar al cine, al igual que el paseo previo e ilusionante. Echo de menos ver concentrado una película en la penumbra de una sala cinematográfica. Echo de menos esa reflexión que inevitablemente aflora cuando sales en soledad o el coloquio cuando encuentras algún conocido. En fin, supongo, que como tantos y tantos espectadores añoro ya esa especie de liturgia. Y reconozco que no consigo habituarme a ver cine en casa y casi ni lo intento. No obstante, hay ocasiones en que no cabe otra opción, porque simplemente hay títulos que no llegan a los locales de exhibición de la ciudad y en tiempos de reclusión como estos que vivimos no cabe otra posibilidad. Aún así, lo he hecho alguna vez, por ejemplo cuando el otro día disfruté con El crack cero de José Luis Garci, una película en blanco y negro de las que ya no se hacen, auténtico cine negro, con cierto olor a relato de Chandler y de los grandes del género. Una precuela que el director de You’ are the one ha filmado casi cuarenta años después de que comenzara la trilogía que protagonizó en sus dos primeras entregas Alfredo Landa como el detective Germán Arteta y que ahora reencarna Carlos Santos con una excelente composición del personaje. Aparece un buen número de magníficos intérpretes en esta interesante trama como la cordobesa Macarena Gómez, Cayetana Guillén Cuervo, Luisa Gavasa, Pedro Casablanc, Miguel Ángel Muñoz, Luis Varela, Ramón Langa, Andoni Ferreño, Belén López y tantos otros… Buen cine clásico ambientado en el Madrid de 1975 --cuando la Gran Vía era la Meca del cine, con salas de gran tamaño repletas de espectadores-- con la suficiente intriga como para no levantarse del sofá ni pulsar pausa. Eso sí, cierto aire de nostalgia se respira en este magistral filme, una excepción en el cine español por estar concebido al margen de los estándares predominantes que marcan las cadenas de televisión. Puro cine.