Para mí siempre es gratificante asistir a la representación de una obra teatral concebida, gestada y nacida en Córdoba. En este caso se trata de la producción propia del Avanti que, bajo el título de Jodidas pero contentas, presenta al público este texto original de Clara Gregorio Rey, al que da vida sobre las tablas la actriz Elia Sánchez. Lo primero que se me viene a la mente es que esta función cumple con creces todas las expectativas de los espectadores, que en este caso obligaron a poner el cartel de «Agotadas las localidades», aguardando con interés su reposición tanto por el hecho de su visibilidad como por repetir la experiencia después de un prudente rodaje de la obra, que tuvo en esta representación la prueba de fuego de su estreno absoluto. Prueba que Jodidas pero contentas ha pasado con nota. Ahora un poco de bisturí quirúrgico. La obra muestra la visión de que «ser mujer» no es fácil. El divertido texto de Clara, en clave de humor, escrito y presentado con fina ironía, plantea una gran pregunta, no es fácil, pero… ¿qué es ser mujer?

Toda la función es un recorrido que muestra a qué se debe enfrentar una fémina desde que la regla determina su paso de niña a mujer. A partir de ahí viene la aventura del dolor, del parto, de cambios hormonales, todo ello aderezado por ese humor escrito y del que, ya sobre el escenario, hace gala Elia Sánchez para arrancar desde el minuto uno la sonrisa, pasar a la risa y terminar con la carcajada. La actriz hace una gran interpretación del personaje en cada uno de los sketches monologados en que se basa el espectáculo, interactúa con el público y juega con él para sacarle todo el jugo a la acción.

La dirección de Julián Molina es muy sobria y ajustada, juega peligrosamente con el límite que existe entre buscar la risa, o que esta llegue como consecuencia de la totalidad de la puesta en escena, que está bien lograda a falta de pequeños ajustes en la estructura dramática. No olvidemos que es un estreno absoluto. A mi entender, a Elia le sobra el micrófono, a la voz potente y bien modulada de la actriz no le hace falta y, sin embargo, sobredimensiona el sonido a la hora de tener que gritar. Jodidas pero contentas unió en el Teatro Avanti a una actriz que está espectacular; un texto irónico, fácil y creíble, que presenta, apartándose de una visión feminista, una reflexión personal femenina que toca esa parte íntima con fino humor, y una dirección templada y ponderada que lleva la función a buen puerto con la ayuda de proyecciones audiovisuales.

Los espectadores salen de la representación con muy buen sabor de boca, la duración de la función -una hora y cuarenta minutos- no se hace larga ni pesada y el resto de pequeños detalles nada que no se pueda salvar desde hoy a su reposición, que espero ver pronto. Enhorabuena a todos por ese buen rato de teatro.