Arancha Ruiz, licenciada en Derecho y especialista en talento y marca personal, acaba de publicar ‘Ahora o nunca. Las cinco claves para triunfar en tu carrera profesional’ (Conecta), un libro de autoayuda en el que expone el equilibrio entre las necesidades del mercado y las aspiraciones profesionales de cada uno. Esta profesora de la IE Business SChool y conferenciante asidua en otras escuelas de negocios y empresas explica que con este libro quiere compartir "las claves para detectar los frenos que ralentizan el éxito", para que pueda aplicarlas la propia persona y también para que pueda ayudar a otros

“Está lleno de historias reales con punto y seguido, no con punto final, que han sabido dar un nuevo impulso a su carrera. Es un manual de autoayuda y coayuda porque todos tenemos alrededor a personas inseguras, desubicadas y dispersas. Yo les doy las herramientas no solo para mirar adelante, sino para que todos nos ayudemos entre nosotros", añade la autora, que enseña a empresas y profesionales a diferenciarse y a ser más competitivos gracias a la visibilidad y el talento. Ruiz está convencida de que "todo el mundo tiene talento”, solo tenemos que "proyectar aquello que sabemos hacer para que otros los puedan ver y disfrutar". "Eso es la marca personal, proyectar realmente quien eres”, subraya.

"El exceso de confianza es peligroso"

Según la ‘headhunter’, si queremos aprovechar las mejores oportunidades hay que superar cinco frenos limitantes del talento. “En primer lugar está la desubicación, que es no estar en el lugar donde tu talento puede crecer más. a veces, esta desubicación se produce por un falso positivo: estás en un sitio que crees que es el adecuado, pero en realidad no lo es. También se puede dar un falso negativo: probaste algo que crees que no era lo correcto y en realidad sí que era, pero no era el momento”, detalla.

"El segundo freno es la inseguridad, que suele atacar a todos los profesionales. Un poco de inseguridad es buena porque te obliga a prepararte cuando no sabes algo, pero un exceso es peligroso porque puede bloquear al profesional, puede hacerle creer que no es bueno y entonces su talento decrece", prosigue. Después cabe señalar la dispersión." Existe una dispersión natural que proviene de los exploradores que están buscando, que están aprendiendo. La dispersión que nace del aprendizaje es muy positiva. Pero a veces perjudica al profesional, porque lo aleja de sus entornos óptimos, simplemente porque piensa que va aprender algo y luego no es así". Además, apunta Ruiz, “hay otra dispersión que la que viene de no saber decir que no".

El cuarto freno es la desconexión, que "a la vez es una consecuencia, porque cuando una persona no está en el lugar adecuado, está disperso o se siente inseguro, muchas veces, su primera reacción es aislarse sin saber que, precisamente, de la red es de donde nace la fuerza y el bienestar del profesional". Y por último queda la contención, la parálisis. "Sucede, por ejemplo, cuando una persona no está segura de estar en el lugar adecuado. Si está en mil cosas, no centra la atención, se siente insegura de sus capacidades, no cuenta con los aliados necesarios. Pierde las oportunidades que pasan porque no las aprovecha, porque se queda parada, porque no hace nada por salir de su propia inercia y tomar las riendas de su carrera", subraya.

Según la autora, que también ha publicado 'El mapa de tu talento' (2014), con prólogo de Eduard Punset, y 'Qué busca el headhunter’ (2016), a las mujeres les cuesta más superar esos frenos "porque nos atacan tres adversarios de género". "Tenemos una mayor inseguridad, generalmente percibimos que nuestro talento es inferior de lo que realmente es; también una mayor necesidad de agradar y, por último, un mayor estrés ante un conflicto que pueda poner en riesgo una relación social”, argumenta.

"Siempre se generan oportunidades"

Pero Ruiz asegura que todos llevamos un héroe dentro: “El héroe es aquella persona que supera sus miedos, sus limitaciones en el momento que toca”. Y añade: “El héroe no es aquel que no tiene dudas o carece de imperfecciones, sino el que las vence”. El objetivo es el éxito, pero entendido "como un equilibrio entre lo que uno quiere, lo que no tiene, lo que uno saber, lo que uno hace... sentirse bien con uno mismo pactando con la imperfección”. “Siempre se generan oportunidades y el éxito no implica solo generarlas, sino aprovecharlas”, recalca.

Las oportunidades de éxito, defiende, “están al alcance de todos los que desarrollen algunas habilidades imprescindibles para el profesional del siglo XXI”. Y afirma que “hay tres habilidades que realmente distinguen a los profesionales que llegan lejos o que hacen cosas significativas de otros que se quedan en la mediocridad, que es quedarse a medio camino: la perseverancia, es decir, no abandonar, porque muchas personas abandonan; el aprendizaje constante, el no asumir que se sabe todo, que no se puede cambiar, que solo hay una manera de hacer las cosas, y para acabar, que es la capacidad para colaborar". Para ella, este último es el más importante. "El talento es relevante en la medida en que sirve para ofrecer valor a la comunidad y al entorno en el que se vive, y una persona aislada, que solo piensa en sí misma o que intenta hacer algo que no tiene mayor trascendencia, al final es una persona que, probablemente, no alcance ese éxito en el que todos estamos pensando", concluye.