Aunque parezca mentira, hablar de Los Aslándticos supone remontarse casi veinte años atrás, aunque, como dice Bueno Rodríguez, que habla en nombre de los tres componentes del grupo, «a veces nos sorprenden catalogándonos como grupo revelación». Pero de eso están lejos porque la banda cordobesa lanza el próximo viernes su sexto disco, Una ciencia casi perfecta, en el que reúnen diez temas cien por cien aslándticos que encierran una filosofía que va más allá de ser positivos y optimistas, su marca y seña, ya que han introducido matices y sentimientos nuevos, desarrollando una ciencia casi perfecta para demostrar que «la forma de mirar las cosas lo cambia todo». Y ahora se lo entregan al público, eso sí, pasando primero por Córdoba, donde firmarán discos el viernes, de 18.30 a 20.00 horas en El Corte Inglés, antes de ofrecer su nuevas canciones a sus paisanos el 20 de marzo en la sala Góngora Gran Café.

-‘Una ciencia casi perfecta’. ¿Es otra dosis de vitalidad y energía?

-Por supuesto. Somos fieles a la gente que espera como agua de mayo un nuevo disco y nos devanamos los sesos para sea lo que la gente necesita encontrar en un disco de Aslándticos, pero a la vez rebuscamos en nuestras entrañas para dárselo de una forma diferente. Desde el primer momento que se escucha suena distinto y tiene muchos matices nuevos en nuestro lenguaje. Es una alegría completamente renovada.

-¿Esa renovación viene de la experiencia y la madurez?

-Hace tiempo que descubrimos que nuestro camino no solo era inyectar esa energía y esa positividad, sino que, además, es lo que la gente que nos sigue reclamando y hace suyo. La propia experiencia es la que nos hace dar vueltas para dar en la tecla con otras palabras.

-Son un grupo que destila optimismo, incluso con letras que abordan grandes problemas como la inmigración, las drogas o la violencia de género. ¿En la forma de mirar está la respuesta de todo?

-El planteamiento de este disco, incluso desde el título, viene a concluir en que la forma de mirar es la que marca cómo se vive la realidad. Pero eso es una conclusión y nosotros en este disco hemos intentado mostrar, más allá de una forma de ver la vida, una manera de afrontar las situaciones. En este trabajo hemos incluido sentimientos diferentes que transmiten esa alegría y la sensación de bienestar, pero ahondando en otros caminos. La manera de vivir de Aslándticos ya no es un arte, una alegría y positividad, es una técnica desarrollada. Y es casi perfecta porque no siempre funciona.

-De alguna forma, han creado su propia ciencia.

-Simplemente intentamos experimentar con nuestro propio mensaje, que no es perfecto. Nuestro compromiso con los que nos escuchan es darle una especie de método, porque nos sorprende que incluso nos escuchan de manera terapéutica. A lo largo de las canciones de este disco se cuenta que ante situaciones diferentes que, a priori, son negativas, una vez más se tornan en positivo con esta manera de proceder.

-Acaban de lanzar el single ‘Desconectados’. ¿Vivimos demasiado pegados a las pantallas?

-Pegadísimos, y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Es una canción que hoy en día es necesaria. Hay que recordar que las redes sociales y las pantallas son herramientas incluidas en nuestra vida, pero también una droga con la que hay que tener cuidado, porque nos pueden arrebatar lo que más valor tiene y que nunca se recupera, el tiempo.

-¿Qué más encierra este nuevo trabajo?

-Hemos incluido muchos sentimiento diferentes a los que veníamos trabajando, y quizá no es un disco para levantarte por la mañana y animarte, sino para llevar un día. Cambia el enfoque. Tratamos problemas y situaciones comprometidas para sacarle partido, para darle la vuelta a la tortilla. Cuando la gente escuche el disco comprenderá lo que digo, cómo hacer una canción positiva y alegre de un día malo. Es un cambio radical. En este disco demostramos que la forma de mirar lo cambia todo.

-¿Cómo es su proceso de creación, considerando que viven en ciudades diferentes?

-Es un poco particular, precisamente por eso. Yo empiezo a comerme el tarro durante las giras con lo que me pide el cuerpo transmitir. Cuando encuentro una idea y la desarrollo, se la mando a Alberto, y al contrario. También ha formado parte del proceso creativo Tato Latorre con algunas músicas. Después hay que pulir las maquetas y el paso siguiente es el estudio. Contar con la brocha mágica de Tato Latorre ha sido una maravilla.

-¿Ha sido difícil mantener sus señas de identidad? ¿No se han sentido tentados por introducirse en otros ritmos?

-Ni sí ni no. Nos sentimos muy libres creativamente hablando y, de hecho, una maqueta puede estar cerca de otro ritmo, pero a la hora de afrontarlo tenemos nuestro ADN musical y las canciones se acaban modelando hasta ser cien por cien reconocibles. En este disco se van a encontrar colores diferentes dentro de la paleta de Asládnticos, pero no vemos esa tentación como algo malo. Además, nos sienta bien porque eso hace que la gente encuentra lo que busca y a la vez se sorprenda.

-Pronto comienza la gira. ¿Tienen ganas?

-El mismo día que sale el disco, el viernes, tocamos en Ciudad Real y antes firmaremos ejemplares en El Corte Inglés de Córdoba. Estamos deseando empezar.

-¿Qué publico se encuentran en sus conciertos ahora?

-Ha habido un cambio, y a mejor. Creo que llegamos a mucha más gente y eso es lo que hemos buscado. Para nosotros es importante darle un método a la gente que lo necesita y llevar el mismo mensaje de Aslándticos, el que nació con El mundo esta fatal de los nervios, en este 2020 a todo el mundo. Nos encanta cómo el publico es de todo tipo y de todas las edades.

-Por cierto, ¿el mundo sigue fatal de los nervios 20 años después?

-El mundo está regular, pero es cierto que la gente está preparada para cambiarlo y pasan cosas que nos alegran, igual que las hay que no nos gustan. Pero hay esperanza, tenemos mucha fe en la humanidad.

-¿Cómo les reciben fuera de Andalucía?

-Muy bien. Estamos encantados. Aunque somos andaluces, cordobeses, intentamos no quedarnos en casa y que las canciones le suenen bien a un gallego, a un catalán o a un vasco.