Si el Premio Planeta la pasada edición no contempló a las mujeres, en esta ocasión el gigante editorial, que también concede el Nadal y el Pla, parece querer compensar esa ausencia. Tanto el Nadal, con la escritora madrileña Ana Merino, como el Pla, con la Laia Aguilar (Barcelona, 1976), apuntaron ayer a autoría femenina en la tradicional noche de Reyes. Se trata de sendas historias emocionales y corales que, cada una a su manera, han colocado la lupa de sus narraciones frente a un microuniverso preciso: una comunidad estadounidense, en el caso de Mapa de los afectos, de Merino, y el reencuentro de unos amigos en Pluja d’estels de Aguilar. Los galardones están dotados con 18.000 euros para el Nadal, y 6.000 al Pla.

El trasfondo político que en los últimos tiempos suele acompañar a la concesión de los premios del ámbito Planeta también ha tenido sus novedades: como la presencia de la consellera de Cultura de la Generalitat, Mariàngela Vilallonga, un cargo que en las dos últimas ediciones causó baja. No ha faltado a la citala alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

La noche del Nadal del 2020, la del lunes, el premio también estuvo teñido de recuerdo conmemorativo a Miguel Delibes, autor puntal del Destino (el sello del premio) del que el próximo mes de agosto se celebrará el centenario de su nacimiento. Para evocar al autor de Los santos inocentes y Cinco horas con Mario que fue el mejor retratista de la Castilla rural despoblada y ensimismada en su naturaleza, nadie mejor que Sergio del Molino, un autor que se confiesa en su misma senda narrativa y que le dedicó unas palabras a modo de pistoletazo de salida de los actos que se dedicarán a Delibes.

Mapa de los afectos, la obra ganadora de Ana MerinoMapa de los afectos, (Madrid, 1971), supone también su debut en la novela. Hasta la fecha, la autora había destacado como especialista y teórica del cómic y en especial por su labor universitaria como catedrática en la Universidad de Iowa, donde se imparte el prestigioso e histórico máster de escritura en inglés, al que ella añadió como fundadora un máster en castellano que dirigió entre 2011 y 2018. Su novela transcurre en la actualidad en una comunidad rural de Estados Unidos (aunque también haya alguna incursión en España) en la se sitúan una serie de episodios emocionales que trazan lo que que promete el título: una geografía de los sentimientos amorosos en toda su amplitud, desde el amor y la infidelidad, pasando por la pérdida y el desengaño, a través de historias que se entrecruzan y encadenan. Una idea sobrevuela la obra y es la de que solo gracias a la bondad se puede seguir viviendo, una tensión emocional que la emparenta en intenciones -pese a ser muy distintas- a las novelas de su pareja, Manuel Vilas.

Ana Merino con su pareja Manuel Vilas, en la entrega del Premio Nadal. FOTO : EFE