De origen catalán, criado en Asturias y afincado en Madrid, Javier Ríos se formó como con la compañía La Barraca e inició su trayectoria cinematográfica con José Luis Garci. Tras pasar por televisión, probó con el formato documental y mañana aterriza en Castro del Río de la mano de la asociación Entre tarajes para mostrar su trabajo Return, que pone sobre la mesa el incremento de cánceres, epidemias, autismo y casos de sensibilidad química y plantea su posible relación con los contaminantes químicos derivados del sistema económico que mueve el mundo. Será en el salón de actos de la Casa de la Juventud. Tras la proyección, habrá una charla-coloquio que contará con la participación del actor.

-Este es el segundo documental que realiza o que idea en cierta forma ¿Qué le empujó a llevar a cabo este nuevo proyecto y con esta temática tan concreta?

Como observador de lo que acontece, uno se queda perplejo e impotente ante la cruda realidad y asustado ante la deriva de nuestra sociedad y de la política. Siempre digo que el hecho de que mi madre padeciera un cáncer, fue el detonante de Return, pero no sólo eso, como en el primer documental Reset, al final son los acontecimientos los que eligen la temática del proyecto, aunque ese hecho personal me impulsara a investigar sobre el cáncer y demás aumentos de enfermedades, muchos de ellos derivados de contaminantes químicos libremente campantes en el mercado. Cuando leía en los periódicos artículos minúsculos y bien escondidos entre absurdos titulares, noticias sobre los tratados de libre comercio, por ejemplo, noticias en las que no se informaba sobre las consecuencias ni en qué consistían, pero sí sobre que los principales partidos conservadores del momento PP, PSOE y Cs aprobaban esos tratados sin pestañear, sin consultar, ni informar al pueblo. Ese hecho me llamó mucho la atención y observé que no generaba mucha controversia, más bien pasaba desapercibido salvo para una pequeña parte de la izquierda menos mediática. En mi opinión personal lo intuía como una estocada casi definitiva de un sistema económico que lleva décadas mostrando síntomas de agotamiento, que se encuentra en estado terminal, que no admite alternativa, y que morirá de éxito, pero morirá matando.

-Usted siempre ha estado vinculado al mundo audiovisual primero como actor, y ahora como director ¿cómo describiría esa evolución que ha experimentado desde que realizó ‘Reset’ hasta la producción y proyección de ‘Return’?

Con respecto a la evolución desde Reset hasta Return, la verdad es que cuando profundizas en las problemáticas del mundo que nos rodea, es desolador, muy frustrante, las dudas son cada vez más grandes y numerosas, al contrario que las certezas. En ambos proyectos se mantiene una línea clara e inamovible, que es la denuncia al sistema económico neoliberal, un sistema hegemónico, injusto y suicida. Ese anticapitalismo es algo que surge desde muy pequeño por diferentes circunstancias de la vida. Observas sin comprender qué es el dinero, ese objeto de deseo, que nos separa, nos une, desenmascara, transforma y enloquece. Durante la adolescencia vas comprendiendo un poco más, lo que te lleva a la rebeldía y en mi caso a la expulsión de casi todos los institutos que pisé, lo que desembocó en mi llegada a Madrid a los 17 años en busca de ese oasis que creía que era el cine. Tuve la suerte de caer en una escuela de teatro dirigida por Alicia Hermida y Jaime Losada, La Barraca, donde me proporcionaron algunas herramientas para infiltrarme en el mundo de la interpretación, pero donde a la vez recibí grandes lecciones sobre la importancia de la política, la justicia, la historia y la búsqueda de la verdad. Muy pronto llegó Noviembre, donde Achero Mañas, ahora productor de Return, me dio la primera oportunidad como actor. Desde Noviembre hasta mi primer proyecto como director Reset, pasaron muchos años en los que casi como un intruso fuera de lugar, observas e intentas aprender, pero sin olvidar el porqué estás ahí. Evidentemente no pienso igual cuando comencé a realizar entrevistas para Reset que cuando terminé, y de Reset a Return pasaron unos 5 años, así que mi pensamiento sigue evolucionando y cada vez más lleno de dudas. Reset se centraba en denunciar la situación política de España en ese momento histórico de 15M, Marchas de la dignidad, mareas, la PAH, y demás movimientos, realizando una comparativa de la Doctrina del Shock de Naomi Klein, con las políticas que estaba imponiendo el bipartidismo. Sin olvidar la memoria histórica, la llamada transición y dejando un poso para la esperanza, avivando la movilización y la necesidad de un nuevo proceso constituyente, libre y desde el pueblo. Reset tuvo grandes problema en su difusión, hasta fuimos censurados, algo que me hizo abandonarlo en youtube y casi tirar la toalla. Pero en ese proceso, surgieron nuevas formaciones políticas como por ejemplo Podemos, lo que generó una cierta esperanza pero que apagó la movilización, algo que me hizo sospechar y que también ayudó a comenzar con Return.

-¿Hay alguna conexión entre su trabajo como actor y los proyectos que has desarrollado como director?

-Uno es lo que ha vivido, para mí no hay gran diferencia entre las inquietudes que me llevaron a ser actor o a intentar trabajar en el cine y en el teatro, a las que ahora me mueven como director. Desde pequeño siempre viví el cine como una válvula de escape, un oasis donde huir de la realidad y un gran medio de expresión para ayudar a transformarla. Como actor, salvo en un par de proyectos como ‘Noviembre’ o incluso ‘Casual Day’, me es muy difícil encontrar textos o guiones con los que comparta inquietudes, creo que la deriva de la cultura concretamente en este país es preocupante, salvo escasas excepciones, muy puntuales. En 2011 la llamada crisis era muy palpable y aunque los actores y actrices estamos bastante acostumbrados a vivir en crisis, la agresividad en las calles de Madrid, la indignación y las políticas que se estaban llevando a cabo durante ese estado de shock, provocaron un click en mi cabeza. Tras este, dejé de esperar la inspiración, y aunque seguía y sigo manteniendo un gran respeto por el cine, dejé de preocuparme por esa estupidez de que tu primera película tiene que ser una obra maestra, tiene que ser la mejor, y aún no estás preparado etc etc… y comencé con Reset.

-‘Return’ trata de exponer la relación entre una serie de enfermedades y los contaminantes químicos. ¿A quién señalaría usted como responsable?

-Return no es un documental sobre cambio climático, ni sobre las petroquímicas, ni sobre el poder de las multinacionales, ni sobre el aumento de enfermedades, es un documental sobre la crisis del sistema capitalista, cómo nos afecta, sobre el ecocidio y sobre la deriva ecofascista que recorre nuestro mundo.

-¿Diría que la sociedad se muestra un tanto pasiva ante todo ello? ¿O cree que últimamente está despertando?

-En una de las intervenciones finales de Reset, Leo Bassi argumentaba que hay una nueva generación que está despertando, que se mantiene alejada de los grandes medios de comunicación y que se informa y moviliza únicamente a través de las redes. Son un porcentaje muy pequeño de la población, pero que son como los animales que se inmunizan de enfermedades, y que acabarán inmunizando a muchos más pero que tardarán dos o tres generaciones. Tras Return no estoy tan esperanzado como Leo Bassi y seguramente él no piense exactamente igual. Cuando realizas un proyecto de esta índole no te conformas con llegar al público ya concienciado, sino que lo armas pensando en el público más resignado, aletargado y más conservador. El cambio radical que necesitamos no tiene tiempo de esperar a que se inmunicen dos o tres generaciones más. El cambio tiene ser para ayer.

-¿Considera que una de las intenciones de ‘Return’ es mostrar que esos grandes males que usted señala en su obra deshumanizan a las personas?

-Yo creo que paralizan, acojonan y eso a la vez deshumaniza, aunque no lo comparta es hasta comprensible, de ahí el éxito de la extrema derecha en tiempos denominados de crisis, la resignación es quizá el gran mal de nuestro tiempo.

¿Se podría decir que ‘Return’ también es una herramienta que lucha contra los discursos negacionistas, tanto del cambio climático como de la violencia machista, que van poco a poco asentándose en Europa de la mano de la extrema derecha?

-Yayo Herrero, una de las protagonistas de Return, comentaba que este proyecto era una forma de contrapoder y de generarlo, algo que ilusiona pero que no tengo tan claro. Yayo es una auténtica líder, y lo más bonito de ella es que lo es sin pretenderlo. Para mí es una referente absoluta, y la que arroja algo de luz y esperanza a lo largo del documental. Yayo es antropóloga, ingeniera, y una de las principales referentes de la ecología, el feminismo y los derechos humanos, una luchadora incansable y que todo negacionista, machista, xenófobo e incluso, los autoproclamados como concienciados deberían escuchar atentamente.

-¿A qué crees que se debe esa actitud negacionista?

Son como los neutrales o los indiferentes, pero los datos son los datos y la evidencia científica es innegable, simplemente no quieren escuchar el diagnóstico. Creo que es una cuestión de miedo, miedo a cuestionar el orden establecido, un miedo que impide hacerse preguntas, un miedo que huye de las dudas y se abraza a una idea imaginaria como los “creyentes” abrazan la religión.

-En el documental se hace gran referencia al ‘ecofeminismo’ ¿Cómo lo definiría? ¿Pasan las soluciones a todos los problemas que se exponen en ‘Return’ por ello?

-Una de las grandes diferencias entre el primer documental y este, aparte de que en este segundo la mirada es mucho más global, es que en Reset en 2011 fue imposible armar un bloque sobre el patriarcado. Sin embargo en Return, que arrancó en 2017, todos los entrevistados tenían una opinión y un posicionamiento claro sobre el tema, e incluso Yayo Herrero, Carlos Taibo, Sol Sánchez, Ildefonso Hernández proponen soluciones y alternativas. En palabras de Yayo Herrero, el ecofeminismo es “un movimiento social y una corriente de pensamiento que se fundamenta en el diálogo entre el movimiento ecologista y el movimiento feminista, ambos condenados a entenderse, ya que cuando analizamos las raíces, culturales, políticas y económicas, que hay detrás de la subordinación estructural de las mujeres en las sociedades patriarcales, articuladas en torno a los intereses de la dominación y la violencia; y las que hay en la destrucción de la naturaleza en las sociedades de corte capitalista; vemos que son bastante comunes y que por tanto las propuestas de salida también lo son”. Yayo plantea el ecofeminismo, como el giro de 180 grados al sistema económico que debemos afrontar en menos de 10 años si queremos evitar el ecocidio, algo con lo que estoy absolutamente de acuerdo.

-¿Cuáles serían los primeros pasos a tomar para que la gente empiece a concienciarse de los problemas que describes en el documental?

Creo que es importante que para evitar caer en el capitalismo verde, instaurándose de manera rápida en nuestras vidas, no hay más que ver quién está en la primera línea de la COP25 celebrada en Madrid: Endesa, Iberdrola, Banco Santander, etc… ;y quién está detrás: Chile y el silencio cómplice de los grandes medios ante semejante vulneración de nuevo de los derechos humanos en ese país, y de las atrocidades que se están cometiendo y que están generando una gran y ejemplar resistencia del pueblo chileno. Para evitar caer en la deriva ecofascista y en el capitalismo verde o capitalismo de rostro humano y amable, no dejando de ser un capitalismo de desastre, no se puede hablar de ecologismo ni de feminismo sin hablar de lucha de clases. Y todo ello debido a que hay miradas incluso dentro de la socialdemocracia que defienden y alientan ese capitalismo verde, una especie de crecimiento económico entorno a las economías verdes pero que si olvidas la lucha de clases acaba en ecofascismo. El decrecimiento de la esfera material de la economía es inevitable, y es muy preocupante que las izquierdas no estén incluyendo esto en sus discursos y programas. Les surge un miedo electoralista a la hora de proponer medidas impopulares que son emancipadoras, y lo que hay es una falta de respeto a las personas y falta de confianza en el género humano. Lo primero que deben hacer es informar, señores, ésta es la situación que tenemos. Nos toca movilizarnos, no caer en la resignación y exigir que se apliquen normativas y políticas lo antes posible que ayuden a frenar la catástrofe, si, catástrofe sería continuar sin hacer nada como en los últimos 40 años ante tal realidad. Nos venden que es una utopía cambiar las cosas, pero lo que sí es una utopía es pretender seguir adelante de la misma manera.