Inés Bayo, cantante original de la banda pop barcelonesa Los Fresones Rebeldes, falleció el pasado viernes 10 de agosto. Su voz fue un componente elemental del sonido del grupo, al que se había unido en su fundación, el año 1995. Suyo era aquel tono, insolente y respondón, 'escarnidor' como el de una niña al desafíar una orden paterna, que afilaba las canciones del grupo. Cuando Inés cantaba "Protégeme / o te pegaré" en 'Soy inocente', de su primer álbum 'Es que no hay manera' (Subterfuge, 1997), el oyente casi podía sentir la patada en la espinilla, el pellizco en el bíceps. Su voz era como la de la líder de una banda de chicas humillando públicamente al guaperas engreído del barrio. Era Shangri-Las y Headcoatees y la Betty Rizzo de 'Grease', juntas en una mueca de fastidio burlón y una frase demoledora, frágil y cáustica a la vez.

Inés Bayo de Gispert había nacido el 15 de octubre de 1973, de familia catalano-cartagenera, en el barrio de Les Corts. Inés era una presencia regular de la escena punk-rock y garajera barcelonesa de principios de los noventa. Muchos la recordarán de aquella época, en conciertos de Garatge Club o fiestas en Barbara Ann, con su 'cool' innato y contagioso entusiasmo por la música pop. Mientras cursaba estudios de diseño en la Eina se unió a un grupo de punk-pop básico de fugaz vida (Las Blunders), que compartía local de ensayo con el trío Pepito Sex, último proyecto de Joaquín Felipe (ex Los Canguros) y Miguel López (ex Síndrome Tóxico). La amalgama de ambas bandas, con alguna resta y alguna suma (como el fichaje de Cecilia Bayo, hermana de Inés, para compartir tareas vocales) daría lugar al nacimiento de Los Fresones Rebeldes.

Los Fresones fueron el buque insignia del indie pop de pelaje naíf (mal llamado 'tontipop' por los rockeros gañanes de siempre) que estallaría en España a mediados de los 90. Los Fresones Rebeldes, cuatro veinteañeras y dos treintañeros, sexteto condal de pop trepidante, no fueron solo los primeros, sino también los mejores, del fenómeno. Su liderazgo indiscutible e imbatible, por no decir su éxito comercial y artístico, se debían en gran parte a las composiciones de Felipe, líder y músico-letrista principal, y a las de Miguel López, pero también al factor farruco, bleh-bleh-bleh (punk, qué narices), que aportaban los timbres de voz de las Bayo.

Youtube (Subterfuge Records)

La formación original de Los Fresones, con Inés y Cecilia a las voces, entregaría un par de maquetas, un inopinado 'hit single' ('Al amanecer', en el sello Spicnic, 1997) y un álbum fabuloso ('Es que no hay manera', Subterfuge 1997). Los miembros de la banda aún recuerdan cuando el técnico del estudio donde se grabó el elepé silenció los instrumentos en las canciones 'Bola de Cristal' y 'Esta mañana', y de los altavoces emergió la voz desnuda de Inés ("no sabes lo que nos perdimos / pero yo sí"), aquel tono quebradizo y emotivo que se convertiría en marca de agua del grupo. Inés, de formación ilustradora, también diseñó las fundas de aquellos primeros discos, así como la 'mascota' oficial.

Tras grabar un nuevo single, el 'Tributo a Pepito Sex y Thy Surfin Eyes' (Spicnic, 1998), Inés y Cecilia abandonarían la banda. Inés continuó con sus proyectos de ilustración y música (como Los Popov), y fue corista durante algún tiempo en el conjunto ye-yé Los Soberanos. Cuando Los Fresones Rebeldes se reunieron para una serie de exitosas giras, en España y Latinoamérica, Inés volvió a ocupar su lugar al micrófono. Tanto en aquellos conciertos como en su último trabajo, la banda de casiotone-pop doméstico Los Colibríes, volvía a brillar su voz inconfundible de desdén burlón, tan fuera de lo común. "Su voz encarnaba la alegría y despreocupación de los primeros Fresones", ha declarado Joaquín Felipe a este periódico. "En la primera reunión, más asentados, disfrutamos de su compañía y su chispa como nunca. Estamos muy apenados por una pérdida tan inesperada".