'La nueva Jerusalén'

Autor: Marcos Santiago Cortés.

Editorial: Almuzara.

Lugar de edición: Córdoba.

Año: 2019.

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La detención de Nico, gracias al soplo de un confidente, sitúa al lector en la Córdoba de las mafias de la droga y sirve de arranque narrativo a una novela negra que habla de la sociedad y de la condición humana con un lenguaje directo y fácil, donde la jerga de la calle asombra por su intensa expresividad.

Y los personajes tienen una fuerza dramática portentosa: Paqui, maltratada y víctima de Nico, tiene ahora la oportunidad de escapar de su maltratador y sueña con que al traficante le caigan diez años; Fernando, abogado de prestigio en otros tiempos, hoy caído en la ruina por una infidelidad, languidece en el turno de oficio. Ambos, víctimas colaterales del mundo de la delincuencia y de la droga, lograrán redimirse a través de la amistad y el amor. «Eran las ocho y media de la tarde. Paqui tocó en la puerta del cuarto. Don Fernando salió y contempló su nueva casa, así como su inesperada cena encima de la mesa. Y, en el rincón de al lado de la ventana, en el trasluz, como una diosa buena, a Paqui sonriendo con un trapo en la mano. Don Fernando se sentó y de la emoción no pudo probar bocado, porque comenzó a llorar como un niño chico» (pág. 78).

Transitarán por la novela los temas más actuales, conocidos pero ocultos: rivalidad entre cuerpos policiales, ambición por los ascensos, tratos de favor a los confidentes, mercadeo de información e intercambio de favores, sexo y droga. Todo ello en un mundo sórdido y brutal que tiene por escenario una Córdoba descrita con gran conocimiento y verosimilitud en cuanto a los lugares y hechos. Y el sórdido mundo de la droga atenazará en sus redes de muerte y cárcel a narcotraficantes que han nacido en la exclusión, pero también a otros que han vivido desde niños en la abundancia. Unos y otros serán títeres de la ambición y el crimen. La novela describe con exactitud los garitos, prostíbulos y calles de la ciudad, revelando un conocimiento cabal de los entresijos de los bajos fondos. Y en sus doscientas páginas aparecen, perfectamente imbricados con la trama, los secretos inconfesables del mundo policial, los pecados del funcionariado judicial y los arcanos más hondos de los ámbitos propios del mundo judicial cordobés.

Marcos Santiago Cortés ha publicado Amor de Olivo, Rivera de Primo y Gitanófilo. Trabaja como abogado, profesión que le ha permitido retratar con exactitud pasmosa el mundo de la delincuencia que aparece en La nueva Jerusalén, donde los personajes están tan vivos como las calles de la Córdoba que pisan, porque el lector que conozca la ciudad paseará por la novela como si paseara por los barrios que describe el autor. Y los personajes descubrirán sus motivaciones, su crueldad, pero también su generosidad en el fondo de una trama que deja un sabor sincero y amargo en lo social: confesiones de quien sabe que la cárcel no soluciona la delincuencia; peligros de la exclusión social que aboca a muchos al crimen como si vivieran en un fatum irrevocable. «El ser humano había llegado a la Luna, había vencido a los virus, había creado un universo igual de infinito que el real en una simple y llana pantalla de ordenador... pero había sido incapaz de dar respuesta y solución justa a la comisión de los delitos protagonizados por personas nacidas en riesgo de exclusión o con inadvertidos problemas psíquicos» (pág. 174).

El final de la novela es un torbellino de pasiones que transita entre la intriga, los celos y la venganza: caras amargas de la ignorancia y la exclusión que abocan al crimen más atroz y que quedan sublimadas por la generosidad y el sacrificio. El amor vence al odio en un mundo sórdido donde se difuminan los límites entre víctimas y verdugos, donde cada cual, desde su terreno, busca medrar, donde la envidia corta el paso a los mejores y las chicas de los narcos vuelven a iniciar, como si su destino fuera inexorable, una espiral de vicio y drogas que destrozará sus vidas.