La trayectoria profesional del estilista Manolo Cortés bien merece el homenaje que recibe en esta edición de Palma Feria de Artes Escénicas de Andalucía. Cortés, que recibe el primer Premio Salvador Távora, es un profesional de referencia con una trayectoria que ha ido más allá de nuestras fronteras.

-¿Qué se siente al recibir un homenaje así?

-Indiscutiblemente, es una gran satisfacción por haber sido reconocido, sobre todo, por mis compañeros, que son quienes realmente pueden valorar lo que yo he hecho y lo que queda por hacer.

-¿De dónde surgió la unión entre las artes escénicas y el mundo del estilismo?

-Llegar a unirlo fue fácil para mí porque esto era una pasión desde que tenía uso de razón. Me dediqué al estilismo con un negocio propio, a través del que me introduje en el teatro, el cine, en televisión y, en fin, todos los medios que tienen que ver de alguna manera con la imagen. Eso ocurrió en los años 70.

-En este tiempo ha llegado a trabajar, incluso, con Lindsay Kemp. ¿Qué otros nombres destaca?

-He trabajado con mucha gente. Lo que pasa es que, evidentemente, Lindsay Kemp es uno de los más destacados, pero también están Alfonso Zurro, José Luis Castro, Pedro Álvarez-Osorio... Son muchos años haciendo teatro.

-Como persona de vanguardia, ¿dónde encuentra ahora la inspiración?

-Cualquier sitio puede darte vanguardia hoy en día si estás medianamente informado y en comunicación con países del exterior como Dinamarca, Suecia, Suiza... Países donde en el teatro la vanguardia se expresa de una forma mucho más absoluta. Sobre todo, en el norte de Europa. Pero fíjate que en Sevilla tenemos la suerte de contar con un teatro muy importante, el Central, que esta haciendo una labor vanguardista de las mejores de Europa.

-¿Hubiese cambiado esta vida y profesión por otra?

-Nunca. Jamás. Hace poco dije que la peluquería fue mi despensa y la escena, mi pasión, pero define perfectamente mi vocación. Eso es lo que siento por el teatro.