A pocos días de comenzar la gira de su reencuetro, Antonio, Juan José y Josemi Carmona parecen tres niños a punto de vivir una aventura. Y no es para menos. Después de 14 años de silencio, Ketama vuelve a los escenarios para recordar, con una gira con la que llegará a Córdoba el 4 de mayo, el disco que les cambió la vida, De aki a Ketama (1995), un álbum al que han refrescado y añadido nuevos temas y más ilusión, para lo que han contado con la colaboración de Jorge Drexler y Pablo Alborán. Con un gran secretismo sobre el nuevo montaje que ofrecerá el grupo, Antonio Carmona, que habla en nombre de los tres en esta entrevista, solo avanza que será un espectáculo «mágico» en el que estarán acompañados por «importantes invitados».

-Se separaron hace 14 años para realizarse a nivel personal e individual. ¿Qué ha propiciado de nuevo la unión?

-Las sinergias que tenemos como Habichuelas y familia que somos. Nos hemos criado juntos y somos como imanes. Tendemos a juntarnos.

-Tenía entendido que esta reunión la había provocado una curiosa revelación.

-También tiene un poco que ver con eso. Cuando estuve en coma, vi muchas cosas, vi ángeles, a Angel Nieto, vi el futuro. Y era este.

-Y lo hacen con ‘De aki a Ketama’, ¿Qué significó ese disco en su trayectoria?

-Veníamos de grabar nuestros discos con Mario Pacheco y luego pasamos a Universal, todo a lo grande, impresionante. Y, de repente, sale este disco, con el que pasamos de vender 20.000 copias a un millón. Fue cosa del destino.

-¿Cómo recuerdan ese éxito? ¿Fue fácil digerirlo?

-Recuerdo que mi hermano Juan se compró un coche nuevo y Josemi también. Los tíos siempre pensamos en lo mismo, el deporte, los coches… Yo me compré uno familiar porque ya tenía a mis dos hijas. El Volvo me dio la vida. Por otro lado, sentimos mucho el cariño de la gente, nos paraban por la calle para decirnos, por ejemplo, que necesitaban escuchar No estamos locos para soportar su trabajo. Detrás de cada canción hay una historia.

-¿Y siguen estando locos y sabiendo lo que quieren?

-Hay mucha locura también, aunque somos más maduros. Recuerdo que en un concierto, una mujer se cortó su larga coleta de pelo y se la tiró a Josemi, que era un guaperas. Esas cosas nos pasaban, no sé lo que ocurrirá en esta nueva gira, lo mismo nos tiran pelucas.

-En la grabación de aquel disco hubo dos figuras que ya no están entre nosotros. Antonio Vega y Antonio Flores. ¿Qué sienten echando la vista atrás?

-Les echamos de menos. Extraño estar con ellos, extraño hacer cualquier tontería con ellos, me encantaría tenerlos aquí y dar un paseo por la Gran Vía. Ellos fueron los dos grandes que consiguieron que nosotros vendiéramos un millón de copias de aquel disco. Estaban acostumbrados a vernos en salas pequeñas y querían que el público nos viera en un gran lugar. Para nosotros, Antonio Vega y Antonio Flores fueron la lotería.

-Parece que es un disco que ha envejecido bien ¿Cuál creen que fue el secreto del éxito de ese trabajo?

-Desde nuestros orígenes, intentamos quitarle arrugas al flamenco con mucho respeto. Yo sé tocar alegrías, bulerías, martinetes…, pero nosotros lo que hacemos es refrescar ese flamenco. Hemos hecho cosas con Caetano Veloso, Gilberto Gil, con una gran diversidad de artistas. Somos buenos cromos para cambiar en otro país.

-Supongo que su público espera algo más de su regreso. ¿Para cuándo canciones nuevas?

-Vamos, pasito a pasito, hacia lo que quiera el público. De momento, estamos intentando hacer un gran espectáculo con invitados que no me dejan desvelar. A cada lugar que vayamos habrá una magia especial, porque todo lo que está ocurriendo es mágico. Vamos a ver lo que la gente quiere.

-¿En qué han cambiado en todos estos años? ¿Cómo va la renovada convivencia?

-La convivencia bien, porque somos más maduros. A los tres nos gusta mucho andar, somos los Forrest Gump del flamenco, y también nos gusta divertinos. Yo me río mucho con Juan, estamos los tres como niños, muy contentos e ilusionados.

-Empieza la gira el 23 de febrero. ¿Cómo van esos nervios? ¿Se están preparando especialmente?

-Muy bien, si vinieras a los ensayos te darías cuenta. Te desestresarías, te descongestionarías de todo.

-Seguramente conserven al público de hace 14 años, pero ¿creen que a la gente joven también puede interesarles su música?

-Creo que el amor a la música está ahí. Espero que nos encontremos en el camino y da igual si nos ven un poco anticuados. En nuestra época, fuimos transgresores y ahora queremos que la gente disfrute, recuerde las canciones y lo que significaron para ellos.

-¿Cómo ha evolucionado esa fusión flamenca en estos años? ¿Creen que hay alguien que haya ocupado el lugar de Ketama?

-Nadie ocupa ningún sitio, ni el de Camarón ni el de Paco de Lucía ni el de Ketama. Cada uno tiene una visión, y lo bueno es que se refresque la música y se ponga al servicio de la gente. Lo importante es que se recuerden. Gente como Las Grecas, Manzanita, El Pescaílla, Lola Flores son los inicios, la génesis, igual que Billie Hollyday, Nina Simone o Charly Parker. Yo no quiero que me recuerden a mí, sino de dónde venimos. Eso es lo importante.

-¿Qué piensan sobre las acusaciones vertidas a Rosalía sobre su apropiación de la cultura flamenca?

-El que se meta con Rosalía también se mete con nosotros.

-También ustedes recibieron críticas con su apertura a otros estilos, como el pop, los ritmos latinos...

-Estamos acostumbrados. Yo estoy hecho de hierro, soy un Habichuela y me da igual lo que me digan desde los 14 años.

-Llegaron muy alto con ‘De aki a Ketama’, se convirtieron en los máximos representantes del flamenco fusión… ¿Habrá más revolución?

-Siempre, si no hay revolución y evolución, estamos muertos, así que hablemos de lo antiguo y de lo que tiene que venir. Yo creo en la esencia de la vida, de la tierra, en los que vivieron hace 3.000 años, que tenían los mismos problemas que tenemos nosotros. Todo lo solucionaremos cuando sepamos que el alma no tiene color.