Con la resaca del éxito, el jurista y escritor cordobés Santiago Muñoz Machado habla con ilusión del cargo que ostentará como director de la Real Academia Española (RAE), tras imponerse a sus contrincates el pasado jueves. Pese a los problemas que pueda encontrar en el seno de esta institución, sobre todo económicos, pero también de carácter social, Muñoz Machado se muestra optimista y espera que vaya todo muy bien y que al finalizar el mandato pueda «estar satisfecho de lo hecho».

-Acaban de nombrarle director de la RAE, un broche de oro al 2018, después de obtener también el Premio Nacional de Historia. ¿Cómo se siente?

-Muy contento y muy honrado con esta designación, que significa que una mayoría muy importante de mis compañeros creen que puedo llevar adelante una tarea fundamental para la cultura española y para todos nosotros, que es dirigir la Real Academia Española.

-Últimamente parece un cargo controvertido. ¿Cómo afronta esta nueva tarea?

-No es un cargo controvertido, es un cargo muy importante que en las últimas semanas, con ocasión del proceso electoral, ha dado lugar a noticias periodísticas que son inevitables. Afronto la tarea con optimismo e ilusión al mismo tiempo. Creo que, siendo la Academia una institución tricentenaria, es muy sólida. Si alguna vez se presentan problemas, son pequeños y transitorios, y la tarea que hay que hacer ahí también es ilusionante.

-¿Cuáles son sus planes en el ámbito económico? ¿Buscará nuevas fuentes de ingresos?

-Las fuentes de ingreso tienen que ser las mismas, lo que hay que hacer es tratar de optimizarlas. Hablar con el Gobierno para que apoye más económicamente a la Academia, hablar con las empresas que son mecenas nuestros para estimularlos y procurar, sobre todo, que los recursos que obtiene la Academia de sus propios productos también mejoren.

-También tiene por delante adaptar el idioma a la realidad de la igualdad de género. ¿El español invisibiliza a las mujeres?

-De eso se quejan muchos grupos, y puesto que existe esa queja hay que tenerla en cuenta, estudiarla, ver en qué medida es exacta la reivindicación que mantienen y, en el caso de que existiera esa falta de visibilidad, hay que mejorar la situación.

-¿Cómo va el informe sobre el lenguaje inclusivo en la Constitución encargado por la vicepresidenta del Gobierno?

-Está terminado en lo que se refiere a su redacción. Lo ha examinado una comisión y falta que lo vea el pleno, que lo hará a finales de enero, por lo que se podrá presentar en febrero.

-¿Qué otros problemas tiene la Academia?

-Siempre se nos plantean cuestiones de personal, de gasto, pero la Academia vive su vida institucional tratando de cumplir de la mejor manera los fines que se propuso en 1713. No hay grandes alteraciones en la vida de la comunidad académica.

-¿Cree que la RAE está preparada para responder a los retos de la sociedad actual?

-Cuando se fundó, la RAE se preocupaba de dar esplendor al idioma. No hay retos que afecten al idioma en el sentido de que puedan perturbarlo, desarraigarlo o destruirlo. Los problemas de los que se ocupa la Academia tienen que ver con la unidad de la lengua, del español que se habla en el mundo, de modo que nos entendamos bien los españoles con los chilenos o con los mexicanos y no haya una diversidad que provoque que se estén construyendo ramas subordinadas del español.

-La sesión para elegir director fue muy cordial, según sus propias palabras. ¿Cree que mantendrá este ambiente?

-Sí, y no solo lo mantendré, sino que lo mejoraré. Uno de mis objetivos principales como director es que la cordialidad sea una regla, como ha sido siempre, en nuestras relaciones internas.

-Es el segundo jurista, después de Antonio Maura, que ha sido elegido director de la RAE. ¿Cree que ese lenguaje también debería ser más cercano?

-Hay muchos grupos de juristas preocupados por mejorar la claridad de este lenguaje, y yo también deseo que sea más accesible a los ciudadanos.

-¿Qué no soporta, gramaticalmente hablando?

-Quizá los dequeísmos. Introducir innecesariamente el «de que».

-¿Está de acuerdo con que el catalán sea el idioma vehicular en la enseñanza en Cataluña?

-Estoy de acuerdo con todas las políticas que se desarrollen por las comunidades autónomas en el ejercicio de sus competencias, y entre ellas no está la exclusión de la lengua general, del español, para sustituirla por lenguas regionales en su totalidad. A mí me parece muy bien la protección de las lenguas territoriales, pero creo que políticamente es un desastre y un error el desplazamiento de una lengua que usan 550 millones de habitantes para enseñar, en sustitución de otra que no tiene ese desarrollo. Se puede usar como lengua vehicular el catalán o el vasco, pero siempre que se proteja suficientemente el español y que se asegure que el grado de conocimiento del español de los alumnos sea de una solvencia absoluta.

-El español es un idioma muy rico. ¿Le sacamos partido?

-Todos los discursos se pueden hacer con palabras más hermosas, pero el idioma es lo que los ciudadanos que lo hablan deciden en cada momento. En Latinoamerica se usan vocablos que nosotros hemos hecho desaparecer. Palabras muy hermosas que se leen en la literatura del Siglo de Oro. Por otro lado, hay palabras nacidas allí, del español criollo, que han nacido de su cultura.

-Va a disponer de menos tiempo. ¿Sacrificará la escritura?

-No. Yo soy, esencialmente, una persona que lee y escribe. No me entendería a mí mismo renunciando a nada de lo que he hecho hasta este momento.