«¡Qué suerte hemos tenido!», decía la vallisoletana Mónica, que, con ojos de admiración y curiososidad, miraba los muros de la Sinagoga y se felicitaba por haber podido disfrutar de este espacio, del que desconocía su cierre durante meses. «Aunque el día es muy lluvioso celebro haber podido verla porque he venido a Córdoba a conocer los contrastes de las tres culturas que han pasado por aquí». También para un grupo de norteamericanos fue importante visitar la Sinagoga, que, construida en 1314 está datada como la más antigua de las catalogadas en España.

«La visita a Córdoba, la ciudad de la tolerancia, no hubiera sido igual sin ver este monumento, que no conocíamos antes de su restauración, pero que luce maravilloso», señaló Mark, uno de los miembros del grupo. Quien sí conocía muy bien el recinto es Manuel, un cordobés amante del patrimonio de la ciudad que sí notó las mejoras a las que ha sido sometido el monumento, que ahora «se ve más luminoso, más limpio», según sus apreciaciones.