Ha cambiado los fríos invernales de Alemania, donde ha desarrollado principalmente su carrera, por las altas temperaturas de Córdoba y confiesa sentirse «muy contento» en esta ciudad, que aún conoce poco. Pero el músico madrileño tendrá tiempo para ello porque ha sido elegido director titular de la Orquesta de Córdoba, y el próximo sábado se estrena frente a la formación en un concierto inaugural que dará paso a una temporada «apasionante», en la que los aficionados tendrán la oportunidad de escuchar nuevas partituras y «ampliar sus puntos de vista», aunque su objetivo también pasa por que los profesores disfruten al tocarlas. Con la intención de hacer pocos cambios y fomentar todo lo bueno, reivindica la necesidad de un auditorio, aunque se muestra a la espera de conocer cómo ha afectado al sonido la remodelación llevada a cabo en el Gran Teatro.

-Ya han comenzado los ensayos con la Orquesta de Córdoba de cara a la próxima temporada. ¿Qué impresión tiene sobre la formación a la que se enfrentará? ¿Piensa acometer cambios?

-Estoy muy contento de estar aquí y de cómo me han recibido, tanto la orquesta como el público en general. Hemos tenido dos semanas de ensayos muy intensos después del verano, y han venido todos con unas ganas y una ilusión tremendas de afrontar esta nueva etapa para la formación. A priori, no vengo con idea de hacer cambios, sino de ver qué hay, retomar lo bueno y seguir aumentándolo, y si hay cosas que con el tiempo vemos que no funcionan o se pueden mejorar, lo haremos, pero todos juntos. Se cambiarán cosas si hay necesidad de hacerlo.

-Ha conseguido confeccionar un programa con muchos directores y solistas invitados. ¿Ha sido muy complicado?

-El programa es muy atractivo, maravilloso, y puede crear muchas expectativas, pero no ha sido nada fácil conseguirlo por varios motivos. El primero de ellos fue el tiempo. Cuando se decidió que yo sería el director titular, hasta el comienzo de la temporada quedaba poco tiempo, y en el mundo de la música, cuanto a más nivel estás, con más tiempo preparas el calendario. Es decir, conseguir a muchos de los directores y solistas que van a venir no ha sido fácil, pero con muchos de ellos tengo muy buena relación y han aceptado por apoyarme y apoyar el proyecto, una pequeña resurrección después de unos malos años, que, no nos engañemos, aún se están superando. Es el caso de Juanjo Mena y Jorge Rotter, que dirigen en todas partes a grandes niveles y tienen los próximos tres o cuatro años ocupados.

-Es un programa muy distinto a los que hemos escuchado en los últimos años. ¿Cuál es su pretensión?

-Primero, que los músicos tengan la oportunidad de tocar todo el repertorio, más allá del que se ha llevado a cabo. Hay varias obras que para un músico es un placer tocar y no se han podido hacer hasta ahora. Y por lo mismo también para el público, que no ha podido oírlo. Es una gran posibilidad para ampliar sus puntos de vista.

-Esta temporada tiene especial relevancia la composición española. ¿Cree que está muy abandonada en los atriles?

-En España, sí. Pero no en Córdoba. Es conocido a nivel nacional que la Orquesta de Córdoba es una de las formaciones que más se ocupa del repertorio español, y aquí lo que he querido hacer es seguir fomentándolo.

-Está previsto volver a la zarzuela. ¿Habrá alguna ópera?

-Sí. La Orquesta siempre ha hecho, al menos, una ópera al año, y en temporadas pasadas, más. Es un deseo de la orquesta y del Gran Teatro trabajar la ópera, y también es un deseo mío que forme parte de la temporada. Y me gustaría, si es posible, poderla hacer personalmente en el caso de que las fechas coincidan, porque son producciones que ocupan muchas semanas de trabajo.

-¿Qué le preocupa más, el repertorio que va a ofrecer o el nivel de calidad con el que se ofrezca?

--Las dos cosas están unidas, pero, evidentemente, el nivel de calidad. Porque no solo es lo que escucha el espectador, sino lo que toca el músico, y este tiene que disfrutar al tocar un programa. Llegar al nivel adecuado es un disfrute para el músico.

-La falta de cuerdas es un problema endémico de la orquesta. ¿Cree que se solucionará?

-Ese es uno de los objetivos. Desde que se fundó la orquesta, no ha se han llevado a cabo los cambios que en el momento en que se fundó estaban previstos por varios motivos. Es un problema que tiene la orquesta y que esperamos, con el apoyo del público y de las instituciones, poder mejorarlo.

-¿Qué ha aprendido en Alemania que pueda desarrollar aquí?

-La experiencia. La forma de pensar y trabajar alemana es muy distinta a la nuestra, y ahí sí que pueden surgir pequeños roces que vamos a intentar limar y que se usarán de manera positiva. Me gustaría transmitir aquí todo lo positivo que he visto en Alemania.

-También han sido motivo de polémica las instalaciones de la Orquesta. ¿Qué piensa usted?

-Tenemos que ver cómo está la situación tras la reforma en el Gran Teatro, cómo ha reaccionado este espacio, porque la acústica es un ser vivo y, una vez escuchemos, veremos la posibilidad de mejoras. Un auditorio es una necesidad de toda orquesta, es como si fuera su casa. El gran problema que tiene la orquesta es que no ensaya donde toca, es como un cocinero que no cocina con sus cazuelas. Y para eso un auditorio sería muy positivo.

-¿Está en sus planes alguna grabación?

-En mis planes y en los de la Orquesta. Tenemos varios proyectos, y uno de ellos es intentar la grabación de la zarzuela que vamos a reestrenar.

-Acercar al público a la música clásica ha sido un reto para esta Orquesta desde hace muchos años, sobre todo a los más pequeños. ¿Qué hará con la resistencia juvenil?

-Hay que asumir esa resistencia juvenil. Es algo normal y eso no lo veo como un problema. Vamos a ofrecer programas especiales para los jóvenes, pero no con el objetivo de convencerles. Es una época en la que se tienen otros intereses y ya volverán a la música clásica muchos de ellos después. Eso ha pasado siempre.

-¿Qué cree que significa una orquesta para una ciudad?

-A nivel cultural, la orquesta es un cuerpo vivo y esto es algo muy especial porque puede representar a la ciudad fuera de ella. La Mezquita no puede cambiar de lugar, la orquesta sí. Y esto es muy importante. Además, la orquesta trabaja con un material que vive, que es la música. La imagen de la Mezquita es la misma siempre, la de la música no, porque cuando se toca se ha ido.

-Su llegada a Córdoba supone su vuelta a España después de una importante carrera en Alemania. ¿Qué le ha llevado a esta decisión?

-Siempre he sentido que, tarde o temprano, volvería a casa. Surgió la posibilidad y la he aprovechado.

-¿Cómo ve el ambiente cultural de Córdoba?

-Aún he visto muy poco, pero la ciudad me parece maravillosa y me están tratando muy bien.

-¿Qué música escucha más allá de la clásica?

-Me gusta escuchar la música en directo, lo que conlleva ir a conciertos y eso no es tan fácil por mis horarios. Desde Sting a los Beatles, tengo muchas predilecciones, pero sobre todo me gusta el jazz.