A pesar de su proyección entre todo tipo de públicos, Luz Casal (Boimorto, 1958) ha vivido siempre atenta a la escena musical alternativa. No deja sin embargo de sorprender que su nuevo trabajo, Que corra el aire, con el que rompe una ausencia discográfica de casi cinco años, venga producido por Ricky Falkner, de celebrado currículum indie: Standstill, Sidonie, Love of Lesbian, Iván Ferreiro, Quique González... Arropada con una gran banda, la cantante coruñesa presentó su última obra el viernes en Gerona y el sábado en el Liceu de Barcelona.

-Sorprende que con una carrera cada vez más orientada al mercado internacional, ‘Que corra el aire’ sea su primer disco íntegramente hecho en España.

-No me veía grabándolo fuera por todo lo que comportaba, pues siempre he pensado que es bueno estar concentrado y no dispersarse. Yo prácticamente con todos los equipos de músicos y productores con los que he trabajado he convivido de manera intimísima. En todo menos dormir juntos.

-Titula una canción ‘Miénteme al oído’ y otra, ‘La única verdad’.

-Son dos composiciones muy distintas en cuanto al carácter, y casi en cuanto al género. Pero hablan de cosas parecidas, de lo que me horroriza la mentira. Es algo que me vuelve loca. Quizá por ello siempre busco la esencia de las cosas, no las apariencias y las imposturas cotidianas. Me sienta fatal que me mientan.

-¿Y que le regalen los oídos?

-Es una cuestión de pudor. Me dedico además a una profesión en la que el halago es casi moneda de cambio. Necesitas que te digan que eres maravillosa, vale, pero solo un ratito. Ir más allá me parece exagerado y creo que enturbia tu percepción de las cosas.

-Tampoco es usted muy dada a fingir.

-Cuando alguien te pregunta, no pasa nada por decir que algo no te gusta o no te apetece. Muy a menudo se dice lo contrario de lo que se piensa o gusta para no incomodar, y eso es algo que a mí me deja perpleja. No lo entiendo, cuando lo fácil es expresarse como uno es.

-¿Es usted de las que buscan cualquier mención en las redes sociales?

-Si no me gustan los halagos, tampoco me gustan los insultos [risas]. Dentro de la profesión me considero una persona con suerte, respetada. Entonces, tampoco me voy a quejar porque alguien considere que puedo ser radical, o que soy pija, o que soy borde, o que soy demasiado meliflua... Yo no puedo controlar las emociones y opiniones de la gente con respecto a mí. Es el riesgo que tienes cuando haces un trabajo en el que estás expuesto: cuanta más proyección tienes, más fácil es que el halago se multiplique y que el insulto aparezca.

-En este disco hay dos canciones particularmente emocionantes sobre el recuerdo que dejan quienes se han ido: ‘Lucas’ y ‘Meu pai’.

-Lucas era un niño que falleció de una enfermedad vírica y al que una amiguita suya, que es familiar mía, le dejaba cartas en la tumba explicándole las cosas que seguían sucediendo. Pasado el tiempo, la mamá de este niño me mandó un libro titulado como él, porque había referencias a canciones mías. En aquel momento tuve que dejar de leerlo porque me resultaba demasiado intenso. Rezumaba tanto amor y tanta necesidad de ese hijo perdido que no lo compensaba ni siquiera el hecho de haber tenido una hija dos días antes de su fallecimiento. Por otra parte, Meu pai es una canción que entronca con Entre mis recuerdos. Si entonces hablaba de mi padre desde el impacto de la pérdida, en esta hablo sobre todo de su vida, como una pequeña biografía y con la evidencia de lo mucho que me parezco yo a él.

-Hace unos meses publicó el disco de versiones ‘Luz Casal chante Dalida’, pero solamente en Francia.

-Pensé que al ser un homenaje casi la mitad en francés a una figura que en España no es tan conocida, no tendría mucho para el público en general. Me sorprendió luego que tanta gente se preguntara por qué no salía en formato físico también aquí y por eso estamos ahora planteándonos una futura edición.

-‘Que corra el aire’ se cierra con una inesperada versión del ‘Amores’, de Mari Trini.

-En realidad, yo había pensado hacer un disco entero dedicado a las canciones de Mari Trini, antes de que ella falleciera. Pero fueron saliendo muchos conciertos en diferentes países y algunos de ellos exigieron especial dedicación, como los de China y Japón. Y como la idea del tributo la vi bastante imposibilitada al hacer ya el de Dalida, quise homenajearla igualmente de alguna manera.

-¿La conocía usted personalmente?

-Las primeras veces que actué en televisión coincidí en tres ocasiones con ella y en todas me pareció una mujer muy interesante. Generalmente, en estos casos se establece una especie de celos cuando aparece alguien más joven en tu terreno. Ella, sin embargo, me dejó muy buen recuerdo del encuentro. Me impactó mucho además el trato que mantenía con su mánager francesa. Era la primera vez que yo veía a una pareja de mujeres vivir su relación de una manera tan abierta y natural.