El Centro Lorca de Granada, concebido para custodiar el legado de Federico, alberga desde ayer, casi tres años después de su apertura, los primeros fondos herencia del poeta para exhibirlos al público a través de la exposición Una habitación propia, procedente de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Se trata de unos 200 objetos entre manuscritos, impresos, cartas, fotografías y dibujos que resumen el paso de Federico García Lorca por la Residencia de Estudiantes de Madrid y el impacto vital y creativo que supuso para él esta estancia, crucial para su formación porque fue allí donde contactó con la vanguardia y conoció a personajes como Dalí o Buñuel.

La mitad de las piezas que conforman la exposición forman parte del legado lorquiano, por lo que una vez clausurada la muestra se mantendrán ya de forma definitiva en el Centro Lorca de Granada -la otra mitad han sido cedidas para la ocasión por otras instituciones como el Museo de Reina Sofía o la propia Residencia de Estudiantes-.

La pretensión, recordó ayer durante la inauguración el consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, es que la llegada del resto del legado, conformado en su totalidad por más de 5.000 documentos, archivos y manuscritos custodiados desde 1986 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, se complete en torno al mes de junio, antes de que concluya el primer semestre de este año. Así lo establece el acuerdo alcanzado el pasado mes de diciembre entre la Fundación Federico García Lorca, propietaria del legado, y el consorcio del Centro Lorca, integrado por el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Diputación de Granada.

Una habitación propia. Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes 1919-1936 es el título de la exposición con la que ayer se inició el regreso simbólico de Lorca a su tierra. «Yo he nacido poeta y artista como el que nace cojo, como el que nace ciego, como el que nace guapo. Dejadme las alas en su sitio, que yo os respondo que volaré bien», escribió Lorca a sus padres, que no creían que la Residencia fuera el mejor sitio para su hijo. La muestra, procedente de la institución madrileña, donde ha estado expuesta desde el pasado junio, incluye dos cartas inéditas que Lorca escribió al musicólogo Adolfo Salazar en 1922 pidiéndole que intercediera para que pudiera volver a la Residencia, donde había estado el año anterior, ya que temía quedarse sin plaza.