La arquitectura y la danza son dos de las pasiones de la artista cordobesa Elena Grish, a las que recurre, junto con el teatro y las artes plásticas, en la instalación efímera Decir lo indecible. Génesis de la creación, que ayer presentó en la capilla del Museo de Bellas Artes. Se trata de una escultura performática encarnada por la propia artista, que con esta obra intenta aproximarse «al origen de todas las grandes creaciones y también de la creación de nuestras propias vidas». Así, según Grish, la escultura representa el plano de las ideas de Platón, que explica que toda obra de arte y toda forma creada existe ya previamente y, «aunque en este mundo material toda creación se manifiesta de forma diversa, rica y poliédrica, en el fondo, todos tenemos un mismo origen, una misma esencia, que no es material».

En esta instalación, la artista juega con la danza, con el movimiento, con la forma, con materiales de construcción de la escultura, implicando muy activamente al público y convirtiendo la acción en algo «dinámico» porque, al final, «necesitamos conectar nuestras vidas con el mundo». De hecho, esto forma parte de esta performance, «crear algo donde el movimiento de la vida sea un conjunto y todos colaboremos», continuó. La instalación tiene diferentes partes en las que mezcla disciplinas como el teatro y la danza, introduciendo el arte plástico a través de un mural con el que explica «el mundo material de Platón». La instalación goza de música, pero también hay palabras, frases de grandes artistas que hablan del papel del arte, con las que la artista «baila».

Era la primera vez que Grish mostraba sus creaciones en Córdoba y se siente muy «satisfecha» del recinto donde se ha estrenado ante sus paisanos, «un lugar arquitectónico muy especial y el mejor para hablar de lo espiritual en el arte». Grish ya ha mostrado otras de sus intervenciones fuera de Córdoba, como, por ejemplo, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde también unió diferentes lenguajes artísticos, y según señala, ese el camino que pretende seguir en su trayectoria, en la que prima la idea de «intentar ayudar a comprender el mundo».

«Me gustaría seguir nutriéndome de otros lenguajes» y «usar el arte como profesión para poder aproximarme a la realidad y al conocimiento», prosiguió Grish, que considera que «el arte es una manifestación del espíritu del hombre», y en el mundo «caótico en el que vivimos es muy importante el papel del artista para poder remover conciencias de alguna manera». La artista tiene la intención de llevar a otros espacios esta performance efímera, de la que espera que «el espíritu que desprende dure más que la propia intervención».