En una década ha pasado de hacer logotipos para una almazara de aceite de su pueblo, Baena, a que se lo rifen como ilustrador a nivel internacional, realizando portadas para publicaciones como The Wall Street Journal o Los Angeles Times, y publicando sus trabajos en las páginas de revistas como Rolling Stone. Pero su último éxito ha llegado de un mundo muy distinto al de la publicidad al cruzarse en su camino el estafador Fernando Paesa, figura en la que se centra la última película de Alberto Rodríguez, El hombre de las mil caras, cuyo cartel, realizado por este ilustrador cordobés de 43 años, ha sido galardonado con un premio Feroz.

-¿Qué ha significado este premio para usted? ¿Cómo vivió el momento?

-Se pasa muy mal, la verdad. Estaba bastante nervioso porque había muy buenos carteles en liza y, además, este no es mi mundo. Por otro lado, es un reconocimiento público, algo que no se suele dar en mi profesión. Fue una sensación muy bonita porque soy un apasionado del cine y todo esto ha sido muy emocionante.

-Es curioso que con su prestigio en el mundo de la publicidad haya sido reconocido en un un ámbito tan distinto.

--Sí. No es el trabajo más importante que he hecho, pero sí el más visible en España, porque en los últimos años prácticamente trabajo solo fuera. De todas formas, no creo que vaya a subir mi cotización, porque, en mi mundo, un Oscar sería que tu campaña saliera en el intermedio de la Super Bowl.

-¿Le gustaría seguir haciendo carteles de cine?

-Aceptaría hacer más carteles cinematográficos, aunque no tengo capacidad para realizar más de uno o dos al año porque tengo otras ocupaciones. Me encantaría y, además, está pasando.

-¿Ya tiene otras ofertas? ¿A quién le hará un nuevo cartel?

-No puedo hablar de eso aún. El cartel se ha visto mucho y tengo propuestas, pero soy fiel a Warner, que apostó por mí.

-Cuando le proponen hacer este trabajo, ¿qué fue lo primero que le vino a la cabeza?

-Ví la película aún sin montar, sin música, un poco fría. Me contaron sus particularidades, pero yo intenté no escuchar nada y solo pensé en una imagen espectacular, ya fuera de una escena o del actor principal. Una vez que tuve esa imagen, busqué una composición que reflejara lo que se cuenta en el filme. Más que pensar en transmitir lo que es la película, es no transmitir lo que no es.

-¿Le dieron libertad o le marcaron pautas?

-Me dieron mucha libertad, pero eso no existe en mi profesión. Yo solo tengo libertad cuando hago una exposición, cuando trabajo como artista, pero cuando hago algo como ilustrador me pagan por vender un producto, y hay que hacer lo que quiere el cliente. En este trabajo opinaron muchos, en una película interviene mucha gente, pero ha sido muy agradable porque ha habido respeto y las opiniones, muy cuidadosas. En este sentido, el mundo de la publicidad es más duro.

-El cartel de una película es su carta de presentación y para la promoción es vital. ¿Sintió el peso de la responsabilidad?

-Sí. Sobre todo, porque era mi primer cartel de cine y, además, Alberto Rodríguez es uno de los directores más importantes del cine español. Por otro lado, cuando te metes en este mundo descubres que la película se la juega el viernes del estreno y el cartel es muy importante cuando tienes que elegir entre varias. Hay un dicho en el mundo del cine que dice que si la película va bien es porque es maravillosa, y si va mal es por culpa del cartel. Eso me lo dijeron el primer día.

-A lo largo de la historia del cine hay carteles que se consideran joyas. ¿Tiene un preferido?

-Los recuerdos que tengo son los de las películas que me marcaron de niño, como Los Goonies, La Guerra de las Galaxias o Cinema Paradiso. Amelie es una preciosidad.

-Este es un sector en el que reina la tecnología, y pocos se atreven con el lápiz y el papel. ¿Siempre apuesta por la artesanía?

--Es mi ofico, es lo que sé hacer. Esto no es un mérito porque es lo que hago, no ha sido un ejerccio de valentía. El valiente es el que decidió que yo lo hiciera. Pero no es que antes se apostara más por el trabajo artesanal, es que no existián todos los recursos que tenemos ahora.

-¿Cree que se está recuperando esa tradición de los grandes carteles de Hollywood?

-No. Parte del éxito de este cartel es que es una excepción, que es diferente, y lo diferente llama más la atención. Y me alegro de que haya salido bien.

-‘El hombre de las mil caras’ era una de las favoritas en los premiso Feroz, y solo se ha llevado este galardón. ¿Esperan más de los Goya?

-Bueno, en los Goya no figura la categoría de mejor cartel, y creo que se debería incluir porque es una parte muy importante del producto. Con todo el respeto hacia las otras películas, me parece increíble que no se llevara más premios Feroz porque creo que es una gran película.

-¿Cuándo veremos su trabajso en Córdoba?

-Me gustaría, aunque nunca me han llamado. De todas formas, ahora estoy trabajando mucho en el mundo artístico y tengo varios proyectos pendientes en galerías de Nueva York, Australia, Bruselas y Londres.