Una de las obras más representativas del realismo social de la pintura de Julio Romero de Torres, el cuadro Vividoras del amor, se mostrará en la Casa de Colón de Gran Canaria los próximos cinco años, tras más de una década sin apenas exhibirse, gracias a una cesión de sus propietarios.

Adquirido en 1998 en Nueva York por la desaparecida Caja Insular de Ahorros de Las Palmas e incorporado luego al patrimonio de la Fundación La Caja de Canarias, heredera de la Obra Social de la entidad, el lienzo se podrá ver a diario en la exposición permanente del museo isleño desde ayer y durante cinco años, al menos, gracias a esa iniciativa.

No se descarta, en todo caso, que la Casa de Colón acabe por ser el «lugar definitivo» donde se guarde en adelante la obra, cedida gracias a un acuerdo prorrogable, según explicó al presentarlo ayer el presidente de la Fundación La Caja de Canarias, Blas Trujillo.

La cesión, indicó Trujillo, se ha hecho desde la opinión de que «las obras tienen que estar a disposición de la ciudadanía», lo que llevó a su fundación a buscar «un lugar adecuado para que fuese expuesto y, con ello, estudiado y admirado», después de que durante años permaneciese en los despachos de los máximos ejecutivos en las islas de la entidad financiera, primero, y de Bankia luego.

Con un valor actual de tasación fijado en 390.000 euros, Vividoras del amor, que pertenece a la primera etapa como pintor de Julio Romero de Torres, la de su llamado realismo social, no es solo un trabajo valioso en lo artístico y lo económico sino, además, es «un cuadro con una historia singular», destacó Trujillo. La pintura, que representa la intimidad anodina de varias mujeres que trabajan en un burdel, alejada de connotaciones sexuales, «fue rechazada en 1906 por el jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes por considerarlo inmoral», relató.