El popular Dani Rovira ha decidido dar ese giro con el que tantos actores cómicos quieren demostrar su potencial dramático. En la película que rueda actualmente en diversas localizaciones de Cataluña interpreta a Ramón Arroyo, el hombre que se propuso completar un triatlón de larga distancia para combatir el decaimiento físico y psicológico producto de la esclerosis múltiple recurrente que le diagnosticaron con 32 años. El título del filme, 100 metros , hace referencia a la respuesta que Arroyo recibió de un doctor cuando preguntó si con esta enfermedad iba a poder hacer ejercicio. "No vas a poder correr ni 100 metros", le dijeron. Pero en la competición Challenge Barcelona-Maresme del 2013 hizo más que eso: 3.800 metros de natación en aguas abiertas, 180 kilómetros en bicicleta y, a modo de tortura final, los 42 kilómetros y 195 metros propios de un maratón. La historia de Arroyo alcanzó una notable popularidad y ahora, la ambiciosa producción de Filmax solo hará algo más grande el aura legendaria alrededor de este luchador.

En el set de rodaje del filme se ha creado el hogar de los Arroyo, un piso amplio y confortable con un ensoñador despacho donde el protagonista reúne --licencia de la película-- toda su memorabilia de superhéroes, en particular de Iron Man. Por su parte, Karra Elejalde y Alexandra Jiménez son padre e hija en la ficción. Ella es la mujer de Ramón; él, su suegro y entrenador. "No siento empatía por este hombre, no lo quiero para mi hija --explica Elejalde--, pero poco a poco se va ganando mi respeto. Si al principio solo me despierta desprecio, al final siento admiración".

"Está muy fuerte", confirma sobre Rovira el director, Marcel Barrena, quien ha sumado gags al drama y la acción para hacer un filme, en su propia definición, feelgood . Buenrollero. Lágrimas pero también risas y un mensaje, ante todo, inspirador. "Nadie cuenta las cosas bonitas. Y si tengo que pasar cuatro o cinco años haciendo una película, prefiero hacer una que me pueda mejorar como ser humano", dice Barrena.

Casi catalán parece también ya Rovira, quien encadena proyectos rodados en Cataluña: antes de 100 metros pasó por Ahora o nunca y Ocho apellidos catalanes . El próximo importante no es una película: es el medio ironman de Calella, que se celebrará el 22 de mayo y que el malagueño se ha propuesto completar con Arroyo. "Nos vino la idea dos o tres semanas antes de empezar el rodaje. Ramón y yo hemos forjado una amistad bastante bonita. Gracias a él he podido llegar a entender cómo se comportaría una persona con esclerosis".

Según Rovira, el objetivo de la película "es que cada espectador salga del cine con ganas de echarle cojones a la vida. Es como si metieras el corazón en una coctelera y le dieras cuatro zumbidos. Pero será ese tipo de película que la gente recomendará no solo por ser buena, sino también por terapéutica".