David O. Russell, el director de 'La estafa americana' y 'El lado bueno de las cosas', vuelve a reunir a su troupe favorita de intérpretes fetiches que tan buena suerte le traen, para realizar una especie de cenicienta basada en las aventuras y desventuras de una madre americana, recién despedida como azafata cuando arranca el relato y condenada a cargar económica y emocionalmente con una familia que incluye hija, padres, hermana, abuela e, incluso, un ex marido. El personaje protagonista que da título al film, modelado con la solvencia que la caracteriza, está interpretado por Jennifer Lawrence, inspirado en una mujer que es inventora de utensilios para la limpieza doméstica, como ese que facilitaba mucho las cosas: la fregona inteligente, que automáticamente escurre y lavable. Salvando obstáculo tras obstáculo que le ponen familia y sociedad, Joy Mangano consigue alcanzar la cumbre convertida en arriesgada empresaria y, posteriormente, no tiene más remedio, vendedora de teletienda, para poder salvar a su empresa de la quiebra. Incluso la veremos en el papel de investigadora buscando dónde podría estar el agujero negro que provoca la ruina de su patente.

Acompañan en el reparto a la protagonista una serie de nombres como el de Robert de Niro en el papel de padre, Isabella Rossellini como la madrastra, y Bradley Cooper como productor de televisión que da la primera oportunidad a esta emprendedora. No pasará esta correcta producción a la historia como la mejor película de su autor, pero se deja ver con facilidad, gracias al ritmo trepidante construido a base de provocar subidas y bajadas emocionales en el espectador, incluyéndose una banda sonora compuesta por temas musicales de la época introducidos con muy buen tino, cosa que domina a la perfección este director. Al final, como suele ocurrir en el cine de la posmodernidad, los géneros se entremezclan en este relato sobre una soñadora con fuerzas para levantarse y volver a empezar.