La plaza de toros de Córdoba es la más cómoda y segura de Andalucía con diferencia, y si aquí no se pueden dar espectáculos hay que cerrar todas las demás". Con esta rotundidad, el presidente de la sociedad propietaria de Los Califas, Tomás González de Canales, salió ayer al paso de la polémica suscitada por la suspensión del concierto de Malú tras no recibir la autorización del Ayuntamiento, que apoyó su decisión en un informe técnico desfavorable "por no quedar acreditado el cumplimiento de las condiciones exigibles en materia de accesibilidad, seguridad, salubridad, protección del medio ambiente y policía de espectáculos públicos y actividades recreativas".

González de Canales explicó, a la vista del informe, que "si a un edificio de 50 años --como la plaza de toros-- le aplicas las condiciones que exige el actual Código Técnico de Edificación lo mismo chirría, pero a un edificio con esos años no se le puede exigir que lo cumplimente". Además, subrayó, "la Delegación del Gobierno nos autoriza cada año los espectáculos taurinos y no ha habido ningún problema". A este respecto, cabe recordar que para lograr la autorización, entre otros documentos, y según marca el reglamento taurino andaluz, cada año se debe presentar certificación técnica en la que se haga constar que la plaza reúne las condiciones de seguridad precisas para la celebración del espectáculo que se trate. Pues bien, así se hace anualmente y la Delegación del Gobierno concede la autorización "sin problemas".

Así las cosas, González de Canales mostró su "perplejidad" por el informe que cuestiona ahora la idoneidad del coso para acoger espectáculos, cuando "durante 50 años se han dado multitud, no ha habido jamás ni un incidente y en la plaza no consta denuncia alguna referente a estos temas". El presidente de la propiedad insistió en que la plaza "es la más segura de Andalucía, tiene pasillos tremendamente amplios, dos vomitorios por cada tendido, y ha vivido experiencias como la del terremoto en 1985 se dejó sentir un movimiento sísmico mientras se celebraba una corrida de rejones y en cuatro minutos estaba todo el mundo en la calle".