La primera exposición póstuma de la fotógrafa canadiense Lynne Cohen (1944-2014) se despide mañana del verano cordobés después de recibir la atenta mirada de unos 4.000 visitantes que se han sumergido en un universo de balnerarios y laboratorios que ha tenido Córdoba como única parada en Andalucía.

Tras su paso por Madrid, la muestra de 86 fotografías de 40 años de trabajo pictórico de Lynne Cohen recaló en Córdoba en junio, cuando la fundación Mapfre eligió la capital como único destino en Andalucía para exhibir la muestra de la artista canadiense, fallecida el pasado mes de mayo.

"Las fotografías son la primera retrospectiva póstuma de Lynne Cohen que recoge piezas realizadas desde la década de los sesenta, hasta las últimas fotografías de balnearios que tomó al final de su carrera; es el mejor homenaje que se le puede hacer a esta artista", ha comentado a Efe el responsable de sala de exposiciones Vimcorsa, Óscar Fernández.

La muestra comienza con fotografías interiores en blanco y negro en formato pequeño de salones de estar y habitaciones vacías de casas americanas, tomadas en la década de los sesenta y setenta; un artificio psicológico en el que vivía la clase media estadounidense.

A partir de la década de los 80, Lynne Cohen comienza a fotografiar fábricas, laboratorios, aulas y campos de tiro, con la intención de reflejar los mecanismos de control y manipulación de la sociedad y no es hasta los años 90 cuando comienza a incorporar el color en sus imágenes.

Sin embargo, la artista no pretendía lanzar ningún mensaje establecido con su obra sobre espacios construidos y habitados, pero vacíos de personas: "Mi trabajo es social y político, pero no hay un mensaje concreto", comentaba la propia Lynne Cohen a los periodistas William A. Ewing, Vincent Lavoie y Lori Pauli en la publicación "No Man's Land" (2011).

Ausencia total de elementos vivos y espacios indoor caracterizan al conjunto de la obra de Lynne Cohen, cuyos balnearios, laboratorios, fábricas con maniquíes sí que sorprenden al espectador porque ofrecen una mirada diferente a lo aparentemente absurdo de entornos confortables.

"Es una fotografía menos amable, un trabajo más frío y conceptual pero tiene la función de bisagra, es decir, ya que la ciudad de Córdoba está muy educada en fotografía, la muestra de Lynne Cohen acerca al público a una estética contemporánea más conectada con otras disciplinas como la arquitectura", explica el responsable de la sala Vimcorsa.

Los laboratorios, las clases, los spas o balnearios, las instalaciones militares, los pasillos o salas de espera, son todos lugares de trabajo o de paso, "sitios despoblados en ese justo instante en que, sin embargo, queda absolutamente patente la impronta humana, su influencia en la construcción de un mundo que le define en su ausencia", escribe sobre la obra de Lynne Cohen, el periodista Álvaro de los Ángeles en el artículo "Between No-place and No-Man's Land" (2014).

A pesar de la frialdad de su obra, Lynne Cohen, con su cámara de 8 por 10 pulgadas dominaba el plano de la lente y de la película, obteniendo un control absoluto sobre la imagen y ofreciendo una reflexión sobre la condición humana, a través de espacios construidos y habitados.