El Gran Teatro acoge esta noche a las 20.30 horas la representación del espectáculo La Consagración --inspirado en La Consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky--, con el que la compañía de Valeriano Paños y Rafael Estévez obtuvo el pasado año el Giraldillo 2012 a la mejor coreografía en la Bienal de Flamenco de Sevilla. La obra, incluida en el programa de actividades paralelas del XX Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, cuenta con la colaboración especial del bailarín y coreógrafo cordobés Antonio Ruz, que obtuvo ayer el premio El Ojo Crítico de danza, que concede Radio Nacional de España.

La Consagración , que viene a ser un homenaje a La consagración de la Primavera , de Igor Stravinsky, en el centenario de su estreno --el 29 de mayo de 1913--, nació de "la fascinación, la admiración y el respeto hacia el ballet ruso de Diaghilev, la figura de Nijinsky y la partitura de Stravinsky", señalaba ayer Rafael Estévez, responsable junto a Valeriano Paños de la dirección, idea original, coreografía y baile, durante la presentación de la obra en el Gran Teatro. Estévez, que estuvo acompañado del teniente alcalde de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón, y Valeriano Paños, señalaba que la idea del montaje les rondaba desde el 2007, "en un principio como una revisión desde la danza española de la partitura, pero, poco a poco, la investigación, que es el ingrediente especial de nuestro trabajo, nos llevó a encuadrarla en el campo andaluz, español o extranjero, porque al fin y al cabo es un problema que está en todo el mundo". Y para la coreografía se han servido de los testimonios de Blas Infante, la vida de los jornaleros hacinados en las gañanías o los testimonios de los mismos cantaores que trabajaban el campo.

El espectáculo se divide en dos partes, una primera titulada Tierra , con música popular del flamenco y el folclore, y la segunda La consagración de la primavera , con música de Stravinsky. Para la primera parte, en la que se danzan "el ritual de las labores del campo y las músicas, cantes y cantos que crearon, recrearon y cantaron los hombres y mujeres de la tierra" (según el programa), se han servido de cantes de trabajadores del campo "como Juanichí el Manijero, Tío Chozas o Frijones", además de las obras pictóricas de Millet, Van Gogh, Picasso, Goya, Vela Zanetti, Diego de Rivera o las fotografías de Mario Fuentes, que les han servido de sugerencia para la coreografía y el vestuario.

"Es un espectáculo lleno de ingredientes, de pautas internas, trabajado desde la apuesta estética de la danza, los movimientos del trabajo, el esfuerzo, el ritual repetitivo de las labores del campo. Y nos ha salido esta consagración con una primera parte que tiene un repertorio tanto flamenco como del folclore español, al fin y al cabo todos somos hijos de este país con tanta diversidad cultural, con tanto baile, con tanto cante, con tantas conexiones entre cantes...".

La segunda parte, con la partitura de Stravinsky, está dedicada a las revueltas campesinas y la reivindicación de la tierra para el que la trabaja, "esa lucha incansable que aquí la personalizamos en los jornaleros frente al poder", señala Estévez.

Valeriano Paños hizo hincapié en la cercanía de Nijinsky al flamenco. "Cuando saltaba, los acentos no eran balletísticos, no eran acentos arriba, eran acentos a tierra, como para fertilizar esa tierra, era zapateado... Nijinski tenía ese concepto del zapateado, dar los golpes al suelo, a la tierra". Paños señaló que hoy será un día especial para él, pues es de Córdoba y, junto a Antonio Ruz, "que a nivel internacional es un grandísimo bailarín", dijo, "la primera vez que nos subimos a un escenario más profesional fue aquí en este gran Teatro cuando teníamos 14 años". Además, es la primera vez que viene su compañía al Gran Teatro, por lo que, dice, "estamos felices y emocionados".