La leyenda estadounidense del rock Lou Reed, cofundador de la banda The Velvet Underground, falleció ayer a los 71 años en Long Island (Nueva York), según informó su agente Andrew Wylie. Las causas de la muerte de Reed, que había recibido un trasplante de hígado en mayo, no han sido reveladas, aunque Wylie señaló que podría estar relacionada con esa operación.

Aunque Lou Reed afirmaba que dejó de ser "el chico malo del rock" en los setenta, este icono del underground y exvagabundo del lado salvaje nunca perdió oportunidad de azuzar al mundo con su irrefrenable doble genio, creativo y temperamental.

"Yo desde siempre he tenido muy claro lo que quería hacer. Al principio no toqué blues porque todo el mundo lo hacía y me gustaba escribir sobre las cosas de las que no hablaban los demás. He ido huyendo de todas las modas, esa es la razón de por qué todavía estoy aquí", afirmaba este neoyorqui-no nacido en Broo-klyn en 1942. Aun-que nunca conoció el éxito comercial como miembro de The Velvet Underground, que cofundó en 1964 junto a John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, con Andy Warhol como mánager, su legado sigue siendo considerado uno de los más influyentes de la historia del rock, con discos como el seminal The Velvet Underground and Nico (1967).

En 1970, tras la disolución de la banda, arrancó su etapa en solitario, ganándose una reputación como "cronista de las miserias de la gran ciudad" y el roquero políticamente incorrecto con canciones como Sweet Jane o Walk on the wild side , aún drogadicto, como mostraba la decadentemente célebre Heroin . Fueron tiempos de rabiosa explosión creativa, en los que en sus escarceos con el glam-rock, ocasionalmente actuaba travestido.

En 1972 comenzó a colaborar con David Bowie, quien le produjo Transformer , al que siguió Berlín , considerado en su día por la crítica "el disco más depresivo de la historia". Orfandad, depresión, adicción y suicidio son algunos temas de aquel álbum conceptual sobre la autodestructiva relación amorosa de una pareja de drogadictos en Berlín. Considerado hoy uno de sus hitos, suscitó una ola de rechazo tras su estreno.

Transfusiones de sangre y artes marciales le arrancaron del lado salvaje hacia el que las drogas y el éxito le estaban abocando sin posibilidad de retorno. Un único impulso, "crear", le llevó a un sinfín de ramas artísticas: poeta, guionista, actor, pintor y fotógrafo.

A principios de los años ochenta se casó con Sylvia Morales y con el concepto de poesía--canción, se fue a vivir a una casa de campo, lejos de todo, hasta del tabaco y el café, y produjo discos irregulares como Legendary hearts, Mistrial y New sensations . Puede que perdiera puntería musical pero, como señalaba Gerard Mortier, Lou Reed tenía "más cosas que decir que Luciano Pavarotti". Siempre daba titulares. Voluble y orgulloso, su relación con el público y con los periodistas siempre fue complicada, como recordarán los asistentes al festival Primavera Sound de 2006, cuando decidió no tocar Walk on the wild side porque no le apetecía.

"Soy un triunfo de la medicina y la química modernas", escribió en mayo tras ser trasplantado de hígado después de un fallo hepático cada vez más agresivo. Al irreducto provocador no se sabe si su "llamada" definitiva le vino de arriba o de abajo, de su fecundo terreno underground, pero algo es seguro. El camino lo habrá hecho recitando y bien pegado "al lado salvaje".