No tiene nada que ver con el realismo mágico, aunque la historia bien podría habérsele ocurrido a García Márquez. Sin embargo, todo pasó en Roma. Realmente. Entre los años 891 y 932, cuando tres mujeres --Teodora, Marozia y Ageltrude-- manejaron el papado sin pudor quitando, seduciendo o matando pontífices. Hasta tal punto que el hijo bastardo, el nieto y el bisnieto de Marozia, como decía el director de este periódico, Francisco Luis Córdoba, en la presentación del acto, citando al historiador inglés Edward Gibbon, ocuparon la sede de San Pedro. Esto, y el juicio al Papa Formoso, nueve meses después de muerto, cuando fue desenterrado, vestido con sus paramentos pontificales, condenado y entregado al pueblo para que lo arrojaran al Tíber --el hecho "más brutal de la Historia", en opinión del autor-- es lo que cuenta El Evangelio de Venus , la novela de Alfonso S. Palomares presentada anoche en el Salón de Tobías del Palacio de Viana. Pura realidad, trabajada minuciosamente en los últimos cuarenta años, desde que una lectura de Indro Montanelli y un encuentro casual con Leonardo Sciascia le pusieron sobre la pista y le embrujaron definitivamente, cuarenta años documentándose a través de lecturas de la época y sobre la época, más de 150 libros recopilados en monasterios, bibliotecas y librerías de viejo. Una búsqueda apasionante y obsesiva que ahora, por fin, ya está en las librerías. Y es que, como dijo Francisco Luis Córdoba, "la historia es la historia y cuando la miramos en su más cruda desnudez es cuando muestra su mayor generosidad literaria".

La presentación tuvo lugar en el Salón de Tobías del Palacio de Viana y contó con una nutrida representación de políticos, representantes del mundo universitario e incluso religioso, ya que a ellos se unió Juan Moreno, canónigo y expresidente de Cajasur. Estaban con el autor Francisco Luis Córdoba, director de este diario, que actuó como presentador, y el director de comunicación de Cajasur, Jacinto Mañas, que ejerció de anfitrión.

Jacinto Mañas recordó sus tiempos de periodista junto a Alfonso S. Palomares y Francisco Luis Córdoba, sus dos directores, "de los que --dijo-- he aprendido mucho" y, tras destacar la "rigurosa investigación histórica del autor", aseguró que "es una de las mejores novelas que he leído en los últimos años".

Francisco Luis Córdoba dijo que había "disfrutado mientras la leía y la disfrutaré mientras la recuerde", por lo que recomendó su lectura. Resaltó el "excepcional nervio literario" del autor para relatar el juicio al Papa Formoso, en el que "la pestilencia del cadáver se asoma a la pituitaria del lector" y señaló cómo "la tensión narrativa subraya el vértigo moral que va generando el propio vértigo argumental de la historia", que tiene "un ritmo de columpio que se mece, sin lagunas, entre la gestión de la lujuria y sus consecuencias de poder". Destacó la visualidad de sus imágenes y concluyó señalando que "esta novela sitúa al Alfonso Palomares escritor en el altísimo pedestal que ha alcanzado como periodista".

Por último, Alfonso S. Palomares contó su atracción por una historia que le sedujo desde el principio y los trabajos y el rigor que ha debido derrochar para escribirla. De su entusiasmo no les hablaré. Debían haber ido a escucharle. O leer la novela. Apunten: El Evangelio de Venus.