Espectáculo: 'Magia Potagia'.

Protagonista: Juan Tamariz.

Lugar: Teatro Góngora, sala principal.

Fecha: Sábado, 26 de enero.

Esta es una de las ocasiones en las que piensas que no te debes perder el espectáculo que ofrece la programación del teatro, y no porque otros no merezcan la misma consideración, más bien es una reacción involuntaria hacia el hecho de tener la posibilidad de poder asistir en directo a lo que, en este caso, constituye un pedazo de nuestra memoria subconsciente.

Si en nuestro país preguntamos el nombre de un mago, la respuesta será inequívocamente Juan Tamariz: ese personaje al que pudimos ver por televisión, desgarbado, raro por decirlo de alguna forma, pero que con una baraja --o cualquier otro artilugio que sirva para hacer magia en las manos-- se transforma y asume el papel de mago, considerado como uno de los mejores del mundo. Juan Tamariz llenó él solo con su presencia el escenario del Góngora y a partir de aquí, con un público entregado desde el principio, fue desgranando uno tras otro los trucos con cartas, que dejaron boquiabiertos a todos los que pensábamos que cada uno de ellos era simplemente imposible.

La magia consiste en engañar al espectador de una forma amable, distendida, para que disfrute con lo irreal del mundo de los sueños imposibles. No debemos preocuparnos de cómo o por qué una carta parece que cobre vida propia, simplemente disfrutemos con ello.

Tamariz no se cansa de decirlo a lo largo del espectáculo: ¡Diviértanse! Y para ayudar, enciende cada vez que le es posible las luces del patio de butacas y hace participar desde el escenario a una serie de mortales afortunados que le ayudarán en los trucos. Tamariz lleva a los espectadores de la mano, haciéndoles pasar al otro lado de la realidad y jugar allí con alegría en el espacio de la ilusión, la fantasía, lo surreal y lo imposible hecho posible, mientras podemos escuchar las melodías de su invisible violín. ¡Tachán, tachán!