Obra La Regenta, adaptación de la novela de Clarín.

Versión Marisa Bollaín y Vanesa Montfort.

Intérpretes Mariona Ribas, Chiqui Fernández, David Luque, Alberto Vázquez, Paca López, Raúl Sanz y Angel Savín.

Dirección: Marina Bollaín.

Lugar: Gran Teatro de Córdoba.

Hemos podido asistir en el Gran Teatro de Córdoba a la representación de La Regenta , dirigida por Marina Bollaín. Ante todo, debemos dejar en un segundo plano, desde el principio de la función, la novela de Leopoldo Alas. Lógico si tenemos en cuenta el paso a formato de teatro de una novela de más de mil páginas. Esto entraña una gran dificultad, ya que en el tiempo en que se desarrolla la obra se hace necesario mostrar todos los matices que rodean la introspección de los personajes.

La obra se traslada a la época actual, con los nuevos entretenimientos para fisgones y desocupados con los que nos obsequia la televisión. La acción comienza un tanto lenta, le cuesta arrancar, pero una vez la maquinaria está engrasada, funciona perfectamente. Bollaín nos presenta una construcción del drama que se mueve en dos espacios: uno el del plató de televisión en el que sus propios amigos van a despellejar a Ana Ozores, y otro en base a episodios esquemáticos que muestran al espectador lo que sienten, las vivencias y las relaciones que rodean a los protagonistas, a pesar de que las interrelaciones de los personajes de Clarín han sido modificadas, se comprende lo que esconde el interior de cada una de ellas.

Si en la novela el adulterio de Ana Ozores es el eje central, en este caso lo es la hipocresía y, en el fondo, la venganza por ser ella una persona que desea cambiar, y de hecho lo hace, su vida aburrida por la libertad. Bollaín conduce la puesta en escena con un buen ritmo, a pesar de que algunos personajes se queden a mitad de camino.

Ejemplo de esto los encontramos en Ribas, cuyo personaje es el eje central de la obra y a la que falta intensidad en algunos momentos, parece como si no se diera cuenta de lo que ocurre a su alrededor; es frágil y esto se ve al final cuando queda con el desamparo y la soledad. El Fermín de Pas de David Luque muestra cómo su relación con Ana se va transformando hasta llegar a la maldad, ya que en el fondo lo único que quiere es triunfar en la vida a costa de lo que sea, aun de traicionar a la mujer de la que se supone está enamorado.

Bollaín ha cambiado al cura de Clarín por este psiquiatra que llega mejor al público. Con respecto a los demás, los papeles del marido de Ana y de la esposa de Fermín parecen casi de relleno, Angel Savín da el punto justo a Visitación como mariquita mala, de los que tanto estamos acostumbrados en la pequeña pantalla, pero que no aporta demasiado a la dramaturgia. Chiqui Fernández es esa periodista sin escrúpulos para la que "todo vale" por la audiencia y a la que sobran en directo las carcajadas exageradas. En este caso, Mesía incorpora un actor con pinta de chulo y gigoló pero al que le falta un punto de persuasión en algunos momentos.

Tanto la escenografía como la iluminación están bien resueltas y contribuyen a marcar la diferencia de espacios entre el plató de televisión y cada uno de los lugares en los que se desarrolla la intimidad de los personajes.

Una obra, en fin, que salva el reto de llevar la novela de Clarín al escenario, pero que en el fondo, si se le quita el título y se reconstruye haciendo más hincapié en las técnicas televisivas para ganar audiencia, se obtendría un producto de rabiosa actualidad para hacer pensar y reír.