EDAD 27 AÑOS. NACIO EN CORDOBA, EN EL BARRIO DE LAS PALMERAS, EN1985.

DISCOGRAFIA AZULEJOS LUNARES, DESPERTAR, TRECE VERDADES Y OTRAS VERDADES.

ACTUACION HOY ESTARA EN EL TEATRO DE LA AXERQUIA, A LAS 22.00 HORAS.

De vez en cuando vuelve a sus orígenes, al barrio que la vio nacer, Las Palmeras, donde empezó a dar sus primeras carreras, donde su voz comenzó a brotar. Allí aún vive su abuela. Y allí, aún le piden que suba a cantar a casa de alguna vecina. Hay cosas que no se pierden, que permanecen toda la vida refugiadas en cada uno de nosotros. India Martínez no olvida de dónde viene. Por eso, ahora que triunfa, paladea cada segundo como si se le fuera a escurrir de entre los dedos.

--Hace continuas referencias al tiempo. En un disco habla de '90 minutos'. ¿Qué se puede hacer en una hora y media?

--Muchísimas cosas. Lo que intento es aprovechar el momento, el instante; no importa la duración, sino vivir intensamente el momento.

--¿Le inquieta el tiempo?

--Solo le doy importancia a los momentos, al hoy, pero también me gusta mirar atrás y ver cosas que antes no veía y lo que voy aprendiendo. Las decisiones que he tenido que tomar, el camino que elegí.

--¿Se arrepiente de algunas?

--De la mayoría no. Tienen que pasarte cosas para valorar otras. Hay cosas que pasan por algo, que me han llevado a este momento que vivo tan intensamente. Ahora me doy cuenta de que no perdí el tiempo.

--Nunca el tiempo es perdido.

--Es necesario.

--Habla de '13 verdades'. Dígame una.

--La verdad de la amistad.

--¿La más dura?

--La verdadera realidad, que es el maltrato a la mujer.

--¿A quién le costaría olvidar?

--A mis raíces, a mi tierra.

--¿Cuál ha sido su punto de inflexión?

--Del segundo al tercer disco rompí con todo y tuve que reinventarme, tuve que buscar dentro de mí y a mi alrededor, y me fui a Madrid a prepararme, a estudiar. Eso me renovó, me limpió y empecé a trabajar en canciones nuevas, incluso sin contrato discográfico, solo porque lo necesitaba, necesitaba sacar esas canciones de mí.

--¿Vencer al amor se puede?

--Se tiene que poder con todo, no hay nada imposible. Hay que vencer a cualquier meta que se proponga, no hay que luchar contra eso, sino superarlo. Cuando más bajo crees que estás, que no hay esperanza, puedes volar y levantar castillos.

--¿Qué recuerda de su infancia en Las Palmeras?

--Me crié y viví allí hasta los once años. A todos les gustaba la música, formábamos corros y acabábamos cantando en el patio. Sé lo que hay en ese barrio, y hubo momentos cruciales, pero sigue habiendo gente humilde y honrada, gente buena que vive el día a día para salir adelante. Luego me fui a Almería, a Sevilla, a Madrid; no puedo encerrarme en ningún lado, ni siquiera en mi propia tierra.

--¿De qué le ha servido esa infancia?

--Me ha hecho valorar mucho las cosas. No hay nadie por encima de nadie. Me han inculcado el respeto por las cosas, por la gente. Es muy fácil acostumbrarse a lo bueno, pero intento pisar el suelo, recordar dónde vivía, qué tenía. Es bueno mirar atrás para saber quién eres y de dónde vienes.

--¿Va mucho por el barrio?

--Sí, porque mi abuela vive allí. Me gusta pasear y ver a amigas. A veces se forma un revuelo. El paseíllo del coche al bloque de mi abuela se me hace divertido, las vecinas se me acercan y empezamos a hablar. Me dicen que me ven mucho por la tele y que me vaya a sus casas. 'Anda, cántale algo a mi abuelo'. Y claro que voy. De pequeñas ya lo hacíamos. Nos subíamos a las papeleras que había pegadas a las paredes del colegio y tocábamos la rumba.

--Con once años fue a un concurso de televisión.

--¡Y quedé finalista! Fue de las primeras veces que me subí a un escenario. Solo la presentación me ponía nerviosa. Aún recuerdo esa música dentro de mí; solo con escuchar el principio me entran nervios incluso todavía. Me temblaban las rodillas, me sudaban las manos.

--Con su segundo disco dice que despertó.

--Cada año eres una persona distinta y te vuelves a encontrar, aunque hay gente que nunca se encuentra. Para mí, lo importante es sentirte feliz y realizado; saber disfrutar las cosas. Cuando estoy sola, intento aprovechar el tiempo y escucharme por dentro, saber qué es lo que quiero hacer, dónde quiero ir. Si piensas mucho y lo intentas, al final acabas encontrándote. Da igual al lugar que vayas. Tú sientes dónde estás a gusto y de dónde quieres salir corriendo. Sabiendo lo que no quieres, vas por buen camino.

--¿Irá su abuela al concierto?

--¡Seguro; la mitad será mi familia, de tanta que tengo!