Aunque las expectativas no eran muy halagüeñas (la venta anticipada de entradas a 50 euros se ralentizó hasta el último momento), Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina salieron a flote al frente de La Orquesta del Titanic , su último trabajo conjunto, que anoche aderezaron en un Teatro de la Axerquía que no logró el lleno (entre 2.500 y 3.000 espectadores) con los clásicos que les han hecho ser quienes son: Mediterráneo, Princesa, Esos locos bajitos , 19 días y quinientas noches o Hoy puede ser un gran día , tema con el que abrieron la noche dentro de un popurrí. "Con la que está cayendo, nos conmueve que hayan decidido pasar la noche en nuestra compañía", comenzó diciendo Serrat ante un público que se entregó desde que los dos pájaros hicieron acto de presencia --ataviados con bombín, traje y corbata-- en un escenario que en algún momento podía recordar al mítico y desventurado trasatlántico cuya orquesta no paró de tocar mientras se hundía. Tres pantallas gigantes en las que se proyectaron recursos visuales rodeaban a ocho músicos que arropaban con maestría a los cantautores.

Desde el primer momento, un público fiel esperaba tanto las canciones como el duelo verbal entre uno y otro, ya que el humor y la complicidad entre ambos son parte imprescindible de su actuación, como ya sucedió en su anterior proyecto juntos, Dos pájaros de un tiro , donde ya funcionó la química entre ambos, el intercambio de canciones y los clásicos a dos voces. No parece que el tiempo haya pasado para ellos. Sabina continúa con su voz cascada y su toque canalla, mientras Serrat sigue recordando al caballero entrañable. Y si algo quedó claro anoche es que los dos artistas disfrutan de una hermosa amistad y que el público que acudió a La Axerquía --entre el que se encontraban autoridades locales y algunos artistas como Vicente Amigo y Latorre-- es fiel a los cantautores y quiso compartir con ellos la idea de que si los malos augurios sobre el destino de la humanidad se cumplen es mejor que nos pille pasando un buen rato, como hicieron en su día aquellos músicos del Titanic.