Por consunción, por agotamiento, por ese esperar a que las cosas se resuelvan por sí mismas, la ciudad vuelve a encontrarse frente a un culebrón que empezó con ilusión (Pilar Citoler quiere que Córdoba albergue su colección) y que se convirtió, año tras año, en una aspiración recurrente, nunca concretada y viva más en los titulares de prensa que en la realidad. ¿Les suena? Si la señora Citoler se ha pasado de exigente y debe rebajar su caché o ir a otro sitio, que se diga. Y si a Córdoba le interesa Circa XX, que se lo trabaje.