Cuando era solo una niña, LaDonna Adrian Gaines se levantó en una iglesia de Boston, cantó el I found the answer de Mahalia Jackson y vio a su padre, carnicero, llorar. En ese instante supo que iba a triunfar, y lo hizo, pero no en el gospel, sino convertida en Donna Summer, la más sensual y seductora reina del disco que, de la mano del productor Giorgio Modorer, puso a bailar a millones de personas y ayudó a lanzar en los 70 el duradero fenómeno de una música estigmatizada en la era del rock. Ayer, falleció a causa de un cáncer en Florida. Tenía 63 años.

Desde Tom Morello, el líder de Rage Against the Machine, hasta Dionne Warwick o Billy Ray Cyrus lloraban la muerte de una artista cuyo rango no sabía de etiquetas, como demostraron sus 5 premios Grammy en categorías diversas como dance y rock.

Nacida en las afueras de Boston el 31 de diciembre de 1948, fue en Europa, donde vivió ocho años, donde nació como estrella. Tras una breve experiencia truncada en Nueva York con una banda psicodélica influenciada por Janis Joplin (The Crow) y después de una audición fracasada para Broadway, Summer se trasladó en 1967 a Alemania para participar en una producción de Hair. Se quedó allí y conoció a Moroder y al también productor Pete Bellotte, y de esa relación nació Love to love you baby , una canción que usaba secuenciadores electrónicos y que en su versión para las discotecas duraba 17 minutos e incluía la simulación de 22 orgasmos.

IMPARABLE EXITO Algunas radios europeas y estadounidenses se resistieron a darle espacio en las ondas. Gente como el reverendo Jesse Jackson la usaban como ejemplo de lo que debía cambiarse en una cultura popular musical que acusaban de enaltecer el sexo y las drogas.

Para cuando regresó a EEUU, Summer era ya la reina de las pistas de baile. Despejando rumores sobre su supuesto travestismo y luchando contra los ataques por supuesta inmoralidad, entre 1975 a 1978 vendió 12 millones de discos.

Casada en dos ocasiones, con tres hijas y cuatro nietos, Summer fue cristiana renacida y fue acusada de homofobia por unas supuestas declaraciones en las que habría hablado del sida como castigo de Dios a los homosexuales. Sufrió un boicot de la comunidad gay, aunque siempre defendió que sus palabras se habían malinterpretado. El caso se resolvió con un acuerdo extrajudicial.