La escritora P. D. James sabe bien dónde colocar un cadáver. Lo ha hecho con alevosía y premeditación en esa veintena de novelas policiacas que la han consagrado como una autoridad en el género. Pero esta vez, la británica ha depositado la prueba del delito en el jardín de un gran clásico. James se ha calzado los escarpines de Jane Austen y se ha introducido en el bucólico escenario campestre de una de las autoras más reverenciadas de la literatura británica. Su último libro, La muerte llega a Pemberley (Bruguera), retoma el hilo de Orgullo y prejuicio seis años después de que Austen abandonara a sus personajes. En 1803, los protagonistas, Elizabeth Bennet y Darcy, tienen dos hijos, con los que viven felizmente. La paz conyugal se verá sacudida por el asesinato de un familiar incómodo, cometido en sus propiedades.

"He tratado de escribir como Jane Austen lo hubiera hecho. Es algo deliberado. Lo he escrito en su estilo, con un gran respeto. Pero la historia es mi historia, no la suya. La suya acaba con su libro", explica la novelista. James es una gran conversadora y, como Austen, sabe adentrarse en las motivaciones y los sentimientos de sus personajes. "Lo importante de Jane Austen es su compresión de la naturaleza humana. La describe tan bien, con tanta autenticidad, que eso hace que sus libros sean perpetuamente interesantes a las nuevas generaciones", afirma.

Phyllis Dorothy James, baronesa James de Holland Park, adoptó ese título, que le concedieron los conservadores, porque vive a pocos pasos de ese precioso parque. A los 91 años se queja de que ya no puede caminar por él como antes. Pero si sus piernas se hallan un tanto débiles, su lucidez en cambio es pasmosa. Está al día de muchas de las cosas que pasan en el mundo y sigue teniendo un gran sentido del humor.

En las últimas nueve décadas ha visto grandes cambios en el mundo. "He vivido una gran guerra, la construcción de la bomba atómica, que cambió la vida de todos nosotros. He visto, sobre todo, grandes cambios sociales, especialmente en la vida de las mujeres. Mi sexo ha tenido una libertad con la que nunca hubiera soñado cuando era una niña". Sin embargo, añade, no está segura de que la naturaleza humana "haya cambiado demasiado en lo fundamental. Por cada avance social que logramos, hay otra cara de la moneda".

Su anterior novela, Muerte en la clínica privada , le llevó más de tres años completarla. A su edad, no cree que vuelva a embarcarse en otro relato de ese calibre. "Si me pongo con otro tendría quizás 96 años al acabarlo. Puedo no estar aquí". Sigue siendo, sin embargo, una lectora voraz, aunque sus gustos han cambiado con los años.

'THE KILLING' Ahora prefiere leer biografías y libros de historia antes que ficción, pero no ha perdido en cambio el gusto por las grandes series de detectives en la televisión. "Estoy enganchada a The Killing: crónica de un asesinato ", confiesa. "¿Quién no lo está? Es una serie muy inteligente y tiene unos guionistas muy buenos. Y es fascinante conocer otro país. Me gustaban las historias de Italia, pero ahora prefiero las de Escandinavia".

El enorme interés que sigue teniendo el público por las historias detectivescas no le sorprende. "Agatha Christie quizás no sea una novelista muy buena, pero vende tanto como la Biblia y Shakespeare. Creo que ese tipo de novelas es una válvula de escape a nuestras ansiedades", declara James.

"Los escritores de novela policiaca siempre son más populares durante los tiempos de incertidumbre, de conflictos sociales, de guerra; periodos en los que tus problemas parecen irresolubles. De pronto, hay un libro con un problema que es complicado y al final se soluciona. Eso reafirma nuestra esperanza de vivir en un universo moral y comprensible. De que los problemas se pueden solucionar", agrega la novelista.