No corren buenos tiempos para la lírica. Pero el Festival de la Guitarra, a sus 32 años de exitosa vida, no solo es un hecho consolidado sino que, a falta de capitalidad que vender, se ha quedado convertido en el buque insignia de la cultura cordobesa, junto con el recién reabierto Museo de Julio Romero de Torres. Pero no basta con que lo sepamos nosotros, hay que venderlo al mundo, como sabe el Ayuntamiento. La promoción no solo da imagen sino ingresos por taquilla.