El escritor Carlos Zanón combina una historia de adulterio en decadencia con un negocio de chantaje montado por unos perdedores en su nueva novela, No llames a casa , con la que, según ha dicho, continúa "explorando el género negro más allá de sus clichés". En una entrevista, Zanón explica que la novela comenzó con un doble deseo: "Quería hablar sobre la degradación de una pareja y por otro lado también me apetecía contar la historia de gente que monta una pequeña empresa basada en el chantaje". En un momento dado, los dos deseos encajaron y así surgieron "una pareja de adulterio que se va degradando y unos perdedores que se montan un negocio de chantaje a amantes que se citan en hoteles de citas".

Zanón, abogado de profesión, confiesa que su dedicación a la abogacía ha influido en su literatura al permitirle "conocer a personas que viven el presente más inmediato, que no tienen nada que ganar ni perder"; y además, él mismo ha habitado siempre en barrios humildes en los que habían personas que vivían al límite, que habían caído en temas de drogas. Toda esa base de experiencia personal le ha servido para la caracterización de los personajes.