Están putrefactos, resucitaron y quieren devorar nuestros cerebros. Sin embargo, también buscan hacernos reír. Son los zombis del filme cubano Juan de los muertos , cuyo estreno recuerda que los muertos vivientes también son divertidos en filmes como Re-animator, ¿Estamos muertos o qué? o Zombieland .

Con la excusa de una plaga que convierte a la gente en zombi, el filme dirigido por Alejandro Brugués satiriza al actual régimen cubano, con unas autoridades que, en un absurdo intento por ocultar la verdad, describen a los infectados como disidentes pagados por los Estados Unidos.

Pero Juan de los muertos no es, ni mucho menos, la primera película que ha explotado la vertiente cómica de estos cadáveres reanimados. Desde que George A. Romero planteara en 1968 una resurrección de los muertos a escala global con su clásico La noche de los muertos vivientes y diera origen a todo un subgénero, son muchos los directores que han dado un giro humorístico a esta premisa.

El ejemplo más destacable sería El regreso de los muertos vivientes (1985) de Dan O'Bannon --guionista de Alien (1979)--, cuya perspectiva cómica, lejos de ridiculizar el subgénero, lo enriqueció con la exploración de nuevos caminos. Entre otras cosas, fue el primer filme donde se afirmó que los zombis se alimentaban de cerebros, idea que posteriormente se asentaría con el tiempo en la cultura popular.

Al filme de O'Bannon le siguieron hasta cuatro secuelas, con una segunda parte titulada La divertida noche de los muertos vivientes (1988), donde un memorable James Karen (Poltergeist ), que también intervino en la primera entrega, no para de gimotear durante todo el metraje.