Lugar: Palacio de Viana.

Compañías: Ñaque Teatro y Uno Teatro.

Texto: Máximo Ortega.

Dirección: José Antonio Ortiz.

Día: 25 de noviembre.

La Fundación Cajasur celebra en estas fechas el 30 aniversario de la apertura al público del Palacio de Viana. Muchas son las formas de conmemorar una efemérides de este tipo, pero para esta ocasión sorprende al público con algo nuevo, al menos fuera de lo meramente turístico, como es narrar la historia del edificio y de sus históricos moradores desde la óptica del tiempo, recreando sus vivencias desde una representación teatral. Ñaque Teatro y Uno Teatro cargan con la responsabilidad de poner en escena el texto de Máximo Ortega dirigido por José Antonio Ortiz.

Se trata de una visita guiada por un actor y una actriz que representan a los visitantes, a través de distintas estancias del palacio en las que el resto de actores y actrices dan vida a distintos personajes que vivieron en ellas. Los cuarenta espectadores, ni uno más ni uno menos, pueden disfrutar de ese original viaje o traslado en el tiempo. El texto de Máximo Ortega es fluido y fácil de comprender, se olvida de adornos innecesarios para sacar a flote las historias dramatizadas de quienes fueron protagonistas de cada una de ellas.

Nieves Palma y Alejandro Bueno son Montserrat y Jordi, los dos visitantes entrañables, ya entraditos en años, que introducirán al público en todas las historias a través de un trabajo impecable. La primera es el encuentro entre el Duque de Rivas y Teobaldo de Saavedra, encarnados por Ricardo Luna y Esteban Jiménez, la segunda, un encuentro entre enamorados en el patio de las rejas, en esta ocasión a cargo de Belén Benítez y Federico Vergne. La doncella, Curra, papel interpretado por Inmaculada Santos y el ama de llaves, Adela, por Pilar Nicolás, nos cuentan entresijos de la familia, mientras en el siguiente cuadro, Federico Vergne como Alfonso XIII y Esteban Jiménez como José de Saavedra muestran la amistad que existió entre los dos. Para el final queda una muestra de humor inteligente entre Curra, Adela, Dionisia y Fidel, cocinera y mayordomo que incorporan Belén Benítez y Ricardo Luna. Un final que deja un buen sabor de boca a todos los asistentes a este montaje.

Todos los actores y actrices demuestran su profesionalidad y un alto nivel interpretativo en esta representación atípica entre un público itinerante no fácil de manejar. Ortiz deja ver su mano y el concepto de dirección que aplica en sus montajes, no dejando resquicios para que se cuelen elementos extraños. De nuevo se rodea, además de sus actores, de ese magnífico compositor y pianista que es Alberto de Paz, que acentúa el broche final de la cena con gazpacho a través de las notas de su composición, que nos recordó en algún momento a los Hermanos Marx.